Inti Raymi (quechua: Fiesta del Sol) Es una ceremonia religiosa incaica en honor al Inti, el dios-sol. Marca el solsticio de invierno en los Andes del hemisferio sur el 24 de junio de cada año.
La celebración del INTI RAYMI, es, de hecho, de extraordinaria importancia, pero vital para los pueblos aborígenes de nuestra América Profundamente enraizada en la Cosmovisión Indígena, nuestros antiguos sabios, comprendieron que en el devenir del mundo, hay un momento en que todo vuelve a comenzar y le rindieron culto.
Este momento es el INTI RAYMI, que en el calendario quechua-aymará marcará el inicio del año 5515. Este momento no es elegido al azar, en el ciclo de los días y las noches, el Camino del Sol señala la noche larga (Solsticio de Invierno). Esa noche es muy esperada. Se ruega y se hacen ofrendas para que el nuevo ciclo pueda comenzar, se calienta la Pachamama o la madre tierra para ayudarla y llamar a Inti, el antiguo padre que preside todo lo que vive en el agua, en el aire y la tierra.
El año nuevo, el nuevo ciclo solar es recibido de la mejor forma posible, bailes, comidas y bebidas, bandas, músicos y diálogo, acompañan la espera de esta larga noche. Los ancianos más respetados instruyen a los demás sobre su origen, su comunidad y su compromiso con las formas de vida y su relación directa con la naturaleza.
Cuando las fogatas dejan paso al INTI, el Sol, todos se vuelven a él, y reciben sus rayos con los brazos extendidos.
Durante la época de los incas, el Inti Raymi era el más importante de los 4 festivales celebrados en el Cusco, según relata el Inca Garcilaso de la Vega, e indicaba el inicio del año así como el origen mítico del Inca. Duraba 9 días en los cuales había bailes y sacrificios. El último Inti Raymi con la presencia del Emperador Inca fue realizado en 1535.
Fue prohibida en 1572 por el Virrey Francisco de Toledo al ser considera una ceremonia pagana y contraria a la fe católica, realizándose posteriormente en forma clandestina.
En 1944, se efectúa una reconstrucción histórica del Inti Raymi por Faustino Espinoza Navarro. La reconstrucción se basa en la crónica del Inca Garcilaso de la Vega y sólo se refiere a la ceremonia religiosa. Desde esa fecha en adelante, la ceremonia vuelve a ser un evento público y de gran atractivo turístico.
Historia
En la época de los incas, esta ceremonia se realizaba en la plaza Aucaypata, hoy plaza de armas del Cusco, con la asistencia de la totalidad de la población de la urbe, tal vez unas cien mil personas. Con la llegada de los españoles, fue suprimida.
El 24 de junio, solsticio de invierno, el Sol se halla en su punto más distante de la Tierra. Durante la época incaica, ese hecho revestía fundamental importancia, pues era el punto de partida del nuevo año, que se asociaba con los orígenes de la propia etnia inca. Garcilaso de la Vega nos dice que era ésta la principal fiesta y a ella concurrían "los curacas, señores de vasallos, de todo el imperio (...) con sus mayores galas y invenciones que podían haber". La preparación era estricta, pues en los previos "tres días no comían sino un poco de maíz blanco, crudo, y unas pocas de yerbas que llaman chúcam y agua simple. En todo este tiempo no encendían fuego en toda la ciudad y se abstenían de dormir con sus mujeres". Para la ceremonia misma, las vírgenes del Sol preparaban unos panecillos de maíz.
Ese día, el soberano y sus parientes esperaban descalzos la salida del Sol en la plaza. Puestos en cuclillas ("que entres estos indios es tanto como ponerse de rodillas", aclara el cronista), con los brazos abiertos y dando besos al aire, recibían al astro rey. Entonces el inca, con dos vasos de oro, brindaba la chicha: del vaso de la izquierda bebían sus parientes; el de la derecha era derramado y vertido en un tinajón de oro.
Después todos iban al Coricancha y adoraban al Sol. Los curacas entregaban las ofrendas que habían traído de sus tierras y luego el cortejo volvía a la plaza, donde se realizaba el masivo sacrificio del ganado ante el fuego nuevo que se encendía utilizando como espejo el brazalete de oro del sumo sacerdote. La carne de los animales era repartida entre todos los presentes, así como una gran cantidad de chicha, con la que los festejos continuaban durante los siguientes días.
Hoy, el Inti raymi, como no podía ser de otro modo, tiene un carácter distinto, de espectáculo dirigido tanto a los turistas como a los propios cusqueños, para quienes es un punto de referencia de su conciencia local. Por esto último concita tanto entusiasmo y participación masiva.
La representación, en la que intervienen miles de personas, empieza frente al Coricancha, donde el "Inca" realiza una invocación al Sol. Los espectadores, entre tanto, esperan en la explanada de Sacsayhuamán, hacia la que el cortejo se desplaza de inmediato.. Éste ingresa al escenario llevando al "Inca" en su litera por grupos que representan a los pobladores de los cuatro suyos. Después se procede al "sacrificio" de una alpaca y el "Inca" invoca a su padre el Sol.
El guión de la representación lo escribió en quechua Faustino Espinoza Navarro, quien durante muchos años también representó el papel de Inca. Los participantes toman muy en serio su papel y el espectáculo es un derroche de colorido, música y danzas.
Con casi sesenta años de existencia, el nuevo Inti Raymi es ahora parte inseparable de la vida del Cusco. No sólo es el acto central del mes de la ciudad, sino que su fama ha trascendido las fronteras peruanas y también, dentro de ellas, ha sido el ejemplo para otros festivales de la identidad nacional como el Sóndor Raymi que se escenifica en Andahuaylas.
Antes de la llegada de los españoles al Cusco, los Incas adoraban al sol por ser la fuente principal de vida. El Inca era considerado entonces como el hijo del Dios Sol, al que cada 22 de junio -año nuevo del calendario solar incaico- evocaban en una fiesta llamada Inti Raymi que quiere decir "Fiesta del Sol".
En esta fiesta se produce el solsticio de invierno, momento en el que el sol se encuentra el punto más lejano del Ecuador.
Para que la tierra no se aleje del astro perdiéndose en el universo, los incas lo adoraban cada año, así, sus cosechas seguirían siendo abundantes y no existiría el hambre en el imperio.
Tiene la fiesta por significado, agradecer al dios Sol por las cosechas del año venidero, intentando detener su alejamiento con sacrificios en los "Intihatanas" (relojes solares) a fin de que su luz regresara.
Se cuenta que durante los tres días que precedían la fiesta, todos ayunaban y comían solamente un poco de maíz blanco cruzado, unas yerbas llamadas "chucán" y agua natural.
Les estaba prohibido a los esposos dormir juntos durante tres noches de preparación por mandato divino, se abstenían, asimismo, de encender el fuego, ya sea en sus hogares o en cualquier otro sitio.
Pasado el ayuno y la abstinencia de los tres días anteriores a la fiesta, los sacerdotes incas se proveían de llamas para ofrecerlas al Dios Sol y compartir con todos los asistentes la gran ceremonia.
Las mujeres se dedicaban la noche anterior a hacer abundante cantidad de masa de maíz "sanko" y hacían panecillos redondos que sólo eran comidos en las fiestas con mucha ceremoniosidad y recogimiento. Cuando todo estaba previsto, al día siguiente se iniciaba la tan esperada fiesta de culto al sol.
El Inti Raymi era una de las cuatro fiestas más solemnes que los reyes Incas celebraban en la ciudad del Cusco. Se constituían en un reconocimiento al sol, el padre natural del primer Inca, Manko Kapaq y de la Koya Mama Oqllo Huaco, por consiguiente de todos los reyes incas y sus descendientes.
A la fiesta asistían los capitanes de guerra, curacas, vasallos y soldados del imperios, quienes iban a adorar al sol y venerar al Inca, su rey.
Las primeras ceremonias las iniciaba el Inca Rey, como sumo pontífice e hijo primogénito del sol. Los curacas venían con sus mejores galas, algunos lucían sus vestidos enchapados en oro y plata, guirnaldas sobre sus cabezas, otros con pieles de león, o provistos con alas de cóndor.
Cada nación o territorio llevaba armas de guerra como arcos, flechas, lanzas, dardos, tiradores, porras, ondas y hachas. Otros se distinguían por sus hazañas realizadas en servicio al Dios Sol y al Inca Rey.
Cuenta Garcilaso de la Vega en sus "Comentarios Reales": "Hacían esta fiesta al sol en reconocimiento de tenerle y adorarle por sumo, solo y universal Dios, que con su luz y su virtud creaba y sustentaba todas las cosas de la tierra..."
En esta fiesta, el jefe del imperio con la ayuda de los sacerdotes "inducía" al Dios Sol, justamente cuando llegaba al punto máximo de su lejanía y comenzaba su aproximación al Cusco, a volver con el favor de sus rayos a fecundar la tierra y a procurar el bienestar de los hijos del gran imperio del "Tawantinsuyo".
En la víspera de la fiesta, un pueblo creyente y pacífico se aglomera en torno a su emperador, sus sacerdotes y sus reyes, en espera de la aparición del sol.
Con el primer rayo de la aurora, que rompía la oscuridad de la noche, se escuchaba un alarido inmenso que llenaba los corazones retumbando en los cerros y la lejanía.
Relata el coronista Cristóbal de Molina: "Y aún no había salido bien el sol cuando así comenzaban ellos a cantar con gran orden y concierto, un canto entonándosele con menear cada uno de ellos el pie, como cantores de órgano y cuando el sol iba saliendo, más alto entonaban su canto. El inca al entonar, levantábase con gran autoridad y se pone en el principio de todos, es el primero que comienza el canto y como él hacen todos"
La multitud en cuclillas, con los brazos abiertos saludaba al sol. El fuego sagrado era renovado, un brazalete cóncavo, de oro, se ponía contra la luz solar, cuyos reflejos se proyectaban sobre un trozo de algodón muy carmenado, el que se incendiaba en breve espacio. La lumbre sagrada era llevado al Coricancha (gran templo ceremonial incaico) donde sería conservada por las "Acllas".
El Inca cogía dos vasos de oro, llenos de chicha, brindaba con el sol y vaciaba el contenido de cada uno de ellos a una gran fuente de oro que estaba en el centro de la plaza Huacaypata (actual Plaza de Armas), unida con caños especiales, con una enorme fuente pétrea, que actualmente se exhibe en el Museo Nacional de Antropología y Arqueología.
Luego el Inca tomaba un sorbo del otro vaso y después lo repartía entre los miembros de la nobleza. Posteriormente, todos desfilaban al Coricancha para rendir pleitesía al sol.
El esplendoroso cortejo desfilaba después de regreso a la plaza Huacaypata. Encabezaban el desfile los grandes estandartes del Tahuantinsuyo, los soldados con sus armas, los generales con sus relucientes escudos brillando al sol, los nobles orejones con sus fastuosas vestiduras, las "Acllas", los reyes y príncipes de las tierras conquistadas.
Al final de esa brillante multitud venía la litera del Inca, de oro puro, precedido por los "TikiTaka" que esparcen flores en el camino.
El "Tarpunkay", sacerdote del Sol que tiene a su cargo dar de comer a las huacas, realiza el sacrificio (de una llama blanca o negra), entrega las vísceras del animal al Callpa-Ricuy, quien hace los vaticinios, mientras que el sebo lo toma el Wirapiruj y hace sus augurios observando el humo.
"El cordero o carnero (la llama) lo ponen on la cabeza hacia el oriente: no le atan las patas sino que lo tiene asido tres o cuatro indios, ábrenle vivo por el costado izquierdo por donde meten la mano y sacan el corazón, los pulmones y todo el gozgorro, arrancándolo con la mano y no cortandolo había de salir entero y desde el paladar" (Cristóbal de Molina), entendiéndose esto como de buen augurio.
Y, comenzando por el Ica, todos comen el "sanco" (especie de pan de maíz) mojado por la sangre de la llama.
Los vaticinios dados por el Callpa-Ricuy y el Wirapiruj han sido comunicados al Willac Umo, quien a su vez hace la interpretación y la comunica al Inca, y suponiendo que el sol esta ya en el poniente, el Inca ordena la retirada. Estalla la algarabía desenfrenada que ha de durar varios días.
Orígenes de la escenificación del Inti Raymi
Las celebraciones por el día del Cusco y la representación tradicional del Inti Raymi el 24 de junio fueron creadas por el doctor Humberto Vidal hace 52 años.
Vidal tuvo la idea de festejar a la "madre tierra" y dar un abrazo al conjuro del espíritu que animó a los gigantes, quienes forjaron la civilización y la cultura del Gran Tawantinsuyo.
En 1572 el Virrey Toledo prohibió estas celebraciones por considerarlas paganas.
En 1944, Faustino Espinoza Navarro, miembro fundador de la Academia Peruana de la Lengua Quechua, recató de los "Comentarios Reales" del Inca Garcilaso de la Vega (1612) fragmentos del antiguo Inti Raymi, creando así el primer guión teatral.
Actualmente, el escenario de la ceremonia principal del Cusco es la explanada de Sacsayhuaman, rodeada de gigantescos bloques de piedra labrada.
Cada año se realiza en la ciudad imperial la evocación del esplendoroso rito inca, con un guión preparado por distinguidos especialistas en la materia, que han trabajado guiados por una comisión de arqueólogos.
Con un impresionante despliegue escenográfico y la participación de por lo menos doscientos personajes, se realiza una de las fiestas de mayor éxito en nuestro país. Durante la ceremonia se reviven milenarios ritos incaicos que los espectadores ovacionan por su realismo en escena.
En Qosqo, nombre oriundo de esta ciudad -que significa "centro vital"- el Inti Raymi trasciende fronteras ya que miles de visitantes llegan cada año para admirar toda la belleza arquitectónica y cultural que guarda este departamento peruano conocido como "El Ombligo del Mundo".
Organización del Inti Raymi
Actividades: Elaboración del afiche de difusión y consolidación del Programa General de las Fiestas Jubilares de la Ciudad y de la Evocación del Inti Raymi en base a las Actividades Permanentes, Actividades de Instituciones y Actividades Nuevas.
Se contemplan las siguientes actividades:
Festivales y Desfiles Folclóricos Escolares.
Desfile Cívico
VII Festival Folclórico de la Región Inka.
Además de otras actividades de índole:
Cultural y educativo. Cívico, religioso y militar. Artístico y artesanal. Científico.
Eventos de trascendencia nacional e internacional. Y otras actividades que conduzcan e incentiven a la plena y masiva Ceremonia ritual del Mosoq Nina y espectáculo de fuegos artificiales.
Evento ritual del Nuevo Fuego. Gran demostración y espectáculo pirotécnico de primera calidad, paralelamente a la presentación de grupos musicales.
Evocación del Inti Raymi (Fiesta del Sol que se conmemoraba en el Solsticio de Invierno).
Fecha de Ejecución: 24 de Junio en los escenarios naturales del Qorikancha, Plaza de Armas y la evocación central en la Explanada de Saqsaywaman.
La escenificación de una fiesta majestuosa
Fiel a la tradición incaica, y con la participación de actores y decenas de extras, la ceremonia del Inti Raymi se escenifica. Se inicia cuando el todopoderoso Inca pisa la explanada de Sacsayhuaman (fortaleza incaica) investido en una milenaria solemnidad que petrifica a los espectadores. El sillón de oro en el que descansa su fibrosa humanidad brilla tan intensamente que se entremezcla con los rayos solares, los mismos que la escolta de vasallos imperiales soporta místicamente cada 24 de junio, al transportar a su rey sobre sus hombros.
El hijo del sol (el Inca) estira sus piernas reales y lentamente se erige sobre una plataforma especialmente preparada para su descenso; el silencio predomina y sobrecoge a los presentes en esa antigua fortaleza militar y, como si obedecieran una orden, cientos de súbditos se arrodillan en señal de pleitesía a su eterno monarca. Tras una breve pausa, este entrega sus insignias y sandalias de oro a sus asistentes y luego entona un canto suave y rítmico, acompañado por un coro conformado por valerosos guerreros y miembros de su digna corte.
Las voces se elevan conforme el sol aparece en el firmamento. Este es el instante más solemne de la ceremonia. El Inca toma entre sus manos dos vasos de oro llenos de chicha e invita al sol a beberla, en un rito que tiene mucho de humildad y una pizca de soberbia. Ocurrido ello, musita una oración entre lamentos y festiva, para finalmente derramar la chicha en una tinaja de oro.
El Sacrificio
El Villac Uma (sumo sacerdote) enciende el fuego sagrado, que debe avivarse cada vez por acción frenética del brazo de algún vasallo. El Villac toma el vaso ceremonial, un trozo de tela e hidalgo eleva su cara al sol. Inmediatamente después, el Inca extiende los brazos y ora a voz en cuello, pidiéndole a su dios padre (el sol) que en su imperio, el Tahuantinsuyo no exista la infelicidad y la tristeza, que la prosperidad para su pueblo y la unión de sus hijos sean los pilares en que se sostenga el futuro del reino. Los ciudadanos de emocionados, ovacionan de pie y se abrazan fraternalmente.
Tras los murmullos de rigor y de evidenciarse un silencio que se va haciendo absoluto, comienza la parte cumbre: el sacrifico de una llama negra. Preparado por el Turpunkay (también sacerdote) la víctima atada de patas, es conducida por tres soldados imperiales hasta una inmensa piedra. El sacerdote coge un cuchillo ceremonial y simula hacerle un profundo corte en el pecho así como extraer su corazón para ofrendarlo al Kallparikup, que es el sacerdote que interpretará en las vísceras del camélido los designios del azaroso destino imperial. La liturgia comienza en un éxtasis sin precedentes, asombrando al más apático y desinteresado concurrente.
El regocijo popular revienta la explanada, desatando su calor humano que se impregna por los intersticios de los antiguos muros del Cusco imperial, escabulléndose rápidamente por puertas y ventanas hasta irradiar las casas todas. El tiempo adoquina este instante mientras que sólidos guerreros retiran de Sacsayhuaman al Inca, el único monarca cuya grey aguarda que cada 24 de junio cumpla con revivir las tradiciones del antiguo imperio.
La actual representación del Inti Raymi se realiza en la explanada de Sacsayhuaman, ya que la actual plaza de Armas (antigua Huacaypata) fue reducida en su extensión por los españoles.
9/9/07
Inti Raymi (La Fiesta del Sol)
en 3:33 Publicado por Rykardho
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario