Alejandro Jaén
Una curiosa historia de la medicina
Una de las grandes sorpresas que se puede llevar una persona al viajar a Talamanca es el ver a uno de los médicos tradicionales bribrí iniciar un tratamiento curativo. El médico o awá, como le llaman ellos, no solo cura con plantas medicinales de las cuales tienen un profundo conocimiento, sino que también cura con cantos. El awá espera a que caiga la noche y empieza a cantar un canto suave durante largas horas, con frecuencia hasta la madrugada. Esa práctica la repite durante dos o cuatro noches. De primera entrada el observador que desconoce ese tipo de prácticas puede creer que se trata de supersticiones o prácticas de hechicería, sin embargo, un estudio más profundo de la cultura bribrí nos puede conducir a un tipo de conclusión muy diferente.
El pueblo bribrí es depositario de una cultura milenaria que posee una gran profundidad y coherencia. Pero: ¿De qué forma un pueblo sin escritura, se las ingenió para acumular y guardar los conocimientos sin que estos sufrieran el deterioro o las deformaciones que se producen con frecuencia cuando los trasmitimos oralmente? Los awá lo expresan muy claro cuando dicen: "A nosotros nos enseñan, nosotros aprendemos con historias" Aprender con historias para ellos es sinónimo de decir: "aprendemos con cantos" porque es en el canto donde se guardan las historias bribri en su forma más pura.
Para evitar las deformaciones propias del lenguaje cotidiano los sabios bribri recurrieron a la invención de una lengua diferente del bribri que sirve exclusivamente para cantar las historias. El joven que es escogido para ser awá debe, desde muy joven, iniciar el estudio de esta lengua y repetir todos los cantos con la mayor precisión sin deformar absolutamente nada de lo que ha aprendido.
Cuando empezamos a conocer la información que está guardada en forma de cantos descubrimos que se trata de historias míticas: la creación del mar, la creación de la tierra, el nacimiento del sol y otros mitos más. En estos mitos intervienen una gran cantidad de seres, donde algunos son ayudantes y otros enemigos del señor Sibö, el gran dios creador.
Nuevamente podríamos pensar... ¿Cómo se puede curar a alguien con un mito? Sigue pareciendo sólo superstición.
Al profundizarse en el estudio de los mitos descubrimos que muchos de los personajes que aparecen en las historias son asociados a las enfermedades o a energías curativas.
¿Personificaron las enfermedades para tratar de comprenderlas mejor? Efectivamente esa parece ser una de las conclusiones a las que podemos llegar. La historia mítica es entonces también una historia de la medicina. Cuando el awá canta lo que hace es recordar todo aquello relativo a determinado personaje que es el que interviene en ese momento como protagonista, como enfermedad. Como puede verse, el médico en la sociedad bribri tiene un conjunto de conocimientos, una práctica y una concepción de la enfermedad muy diferente a un médico en la sociedad occidental. Sin embargo el objetivo que se busca es el mismo: curar a sus pacientes.
También se podría pensar que el canto en si mismo tenga un poder curativo, como lo demuestran diversas investigaciones modernas con respecto a la música y el sonido, sin embargo, parece ser que no existe hasta el momento investigación al respecto.
Acostumbrados como estamos a una cultura de tradición escrita, puede parecernos que la tradición oral tiene una vida efímera y se encuentra sometida a todo un conjunto de vicisitudes y deformaciones. Sin embargo, diversas crónicas y documentos demuestran que mientras se mantenga el modo de vida y el espacio cultural que dio origen a las historias míticas, estas pueden sobrevivir durante siglos sin sufrir los efectos del tiempo.
Esos cantos se han transmitido de generación en generación durante siglos y son la síntesis de miles de observaciones de carácter práctico. Existe un canto para cada enfermedad. En el canto se narra quien es la enfermedad, donde habita, cómo nació o cual es su origen. También se narran pasajes donde queda clara cual es su personalidad y sus gustos, su forma de atacar o sus características físicas.
En el canto se guarda lo que parece ser las causas (etiología) de la enfermedad.
Otros cantos guardan la información relativa a las plantas curativas o las energías que pueden influir en determinado tratamiento curativo. Plantas y energías también son presentados como personajes.
Las historias como síntesis del conocimiento
En un sentido más amplio los cantos o historias míticas corresponden a la historia del conocimiento del pueblo bribri. Como lo dijo con gran claridad Alí García: "La historia mítica es la forma más simple de conocer las cosas más complejas."
El que desee estudiar su concepción del mundo, sus conocimientos en la construcción de viviendas, o lo relativo a la astronomía, tiene, necesariamente que recurrir a las historias míticas. El mito es en realidad como una especie de cofre sellado que guarda en su interior una gran cantidad de conocimientos de la más diversa índole. La parte exterior, es decir, el relato, no expresa toda la profundidad del mito. Cuando encontramos la llave para abrir uno de esos cofres podemos tener acceso a la información que a primera vista permanece oculta.
Es claro que el mito ha de interpretarse en el contexto en que nació, respetando los códigos y tradiciones que permitieron su origen.
Una curiosa historia de la medicina
Una de las grandes sorpresas que se puede llevar una persona al viajar a Talamanca es el ver a uno de los médicos tradicionales bribrí iniciar un tratamiento curativo. El médico o awá, como le llaman ellos, no solo cura con plantas medicinales de las cuales tienen un profundo conocimiento, sino que también cura con cantos. El awá espera a que caiga la noche y empieza a cantar un canto suave durante largas horas, con frecuencia hasta la madrugada. Esa práctica la repite durante dos o cuatro noches. De primera entrada el observador que desconoce ese tipo de prácticas puede creer que se trata de supersticiones o prácticas de hechicería, sin embargo, un estudio más profundo de la cultura bribrí nos puede conducir a un tipo de conclusión muy diferente.
El pueblo bribrí es depositario de una cultura milenaria que posee una gran profundidad y coherencia. Pero: ¿De qué forma un pueblo sin escritura, se las ingenió para acumular y guardar los conocimientos sin que estos sufrieran el deterioro o las deformaciones que se producen con frecuencia cuando los trasmitimos oralmente? Los awá lo expresan muy claro cuando dicen: "A nosotros nos enseñan, nosotros aprendemos con historias" Aprender con historias para ellos es sinónimo de decir: "aprendemos con cantos" porque es en el canto donde se guardan las historias bribri en su forma más pura.
Para evitar las deformaciones propias del lenguaje cotidiano los sabios bribri recurrieron a la invención de una lengua diferente del bribri que sirve exclusivamente para cantar las historias. El joven que es escogido para ser awá debe, desde muy joven, iniciar el estudio de esta lengua y repetir todos los cantos con la mayor precisión sin deformar absolutamente nada de lo que ha aprendido.
Cuando empezamos a conocer la información que está guardada en forma de cantos descubrimos que se trata de historias míticas: la creación del mar, la creación de la tierra, el nacimiento del sol y otros mitos más. En estos mitos intervienen una gran cantidad de seres, donde algunos son ayudantes y otros enemigos del señor Sibö, el gran dios creador.
Nuevamente podríamos pensar... ¿Cómo se puede curar a alguien con un mito? Sigue pareciendo sólo superstición.
Al profundizarse en el estudio de los mitos descubrimos que muchos de los personajes que aparecen en las historias son asociados a las enfermedades o a energías curativas.
¿Personificaron las enfermedades para tratar de comprenderlas mejor? Efectivamente esa parece ser una de las conclusiones a las que podemos llegar. La historia mítica es entonces también una historia de la medicina. Cuando el awá canta lo que hace es recordar todo aquello relativo a determinado personaje que es el que interviene en ese momento como protagonista, como enfermedad. Como puede verse, el médico en la sociedad bribri tiene un conjunto de conocimientos, una práctica y una concepción de la enfermedad muy diferente a un médico en la sociedad occidental. Sin embargo el objetivo que se busca es el mismo: curar a sus pacientes.
También se podría pensar que el canto en si mismo tenga un poder curativo, como lo demuestran diversas investigaciones modernas con respecto a la música y el sonido, sin embargo, parece ser que no existe hasta el momento investigación al respecto.
Acostumbrados como estamos a una cultura de tradición escrita, puede parecernos que la tradición oral tiene una vida efímera y se encuentra sometida a todo un conjunto de vicisitudes y deformaciones. Sin embargo, diversas crónicas y documentos demuestran que mientras se mantenga el modo de vida y el espacio cultural que dio origen a las historias míticas, estas pueden sobrevivir durante siglos sin sufrir los efectos del tiempo.
Esos cantos se han transmitido de generación en generación durante siglos y son la síntesis de miles de observaciones de carácter práctico. Existe un canto para cada enfermedad. En el canto se narra quien es la enfermedad, donde habita, cómo nació o cual es su origen. También se narran pasajes donde queda clara cual es su personalidad y sus gustos, su forma de atacar o sus características físicas.
En el canto se guarda lo que parece ser las causas (etiología) de la enfermedad.
Otros cantos guardan la información relativa a las plantas curativas o las energías que pueden influir en determinado tratamiento curativo. Plantas y energías también son presentados como personajes.
Las historias como síntesis del conocimiento
En un sentido más amplio los cantos o historias míticas corresponden a la historia del conocimiento del pueblo bribri. Como lo dijo con gran claridad Alí García: "La historia mítica es la forma más simple de conocer las cosas más complejas."
El que desee estudiar su concepción del mundo, sus conocimientos en la construcción de viviendas, o lo relativo a la astronomía, tiene, necesariamente que recurrir a las historias míticas. El mito es en realidad como una especie de cofre sellado que guarda en su interior una gran cantidad de conocimientos de la más diversa índole. La parte exterior, es decir, el relato, no expresa toda la profundidad del mito. Cuando encontramos la llave para abrir uno de esos cofres podemos tener acceso a la información que a primera vista permanece oculta.
Es claro que el mito ha de interpretarse en el contexto en que nació, respetando los códigos y tradiciones que permitieron su origen.
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