12/8/07

INDIGENAS, PUEBLOS ESCONDIDOS EN COSTA RICA

Isabel Soto Mayedo serviex@prensa-latina.cu
Periodista de la Redacción de América Latina y el Caribe de Prensa Latina, Cuba

Los pueblos indígenas costarricenses están prácticamente imposibilitados hoy de acceder a servicios básicos como la salud, la educación, la electricidad y el agua potable, entre otros.

Esta realidad es similar a la que hace más de medio siglo impulsó a las ocho comunidades originarias del territorio a reclamar el reconocimiento de su existencia histórica, la oficialización de sus lenguas y el establecimiento de la educación bilingüe e intercultural.

José Manuel Echandi, ex Defensor de los Habitantes (2001-2005), aseguró que por muchos años los gobiernos olvidaron a estos pueblos, por lo que sus territorios están muy abandonados y resulta necesario desarrollar más escuelas para las hijas e hijos.

Los estudiantes nativos tampoco pueden acceder a la educación superior porque les resulta casi imposible salir de sus reservas, situadas la mayoría de ellas lejos de los centros urbanos y en zonas montañosas, añadió el legislador por el Partido Unión Nacional.

Malekus, chorotegas, huetares, cabécares, bribrís, teribes, borucas y guaymies están distribuidos en 24 reservas, que abarcan más de 320 mil 886 hectáreas.

La falta de solidaridad y la brecha de discriminación hacia estas mujeres y hombres incitó varias manifestaciones de inconformidad del sector en los últimos decenios, cuyo silenciamiento reflejó el desinterés de las autoridades en erradicar la problemática.
Historiadores coinciden en que el movimiento indígena en Costa Rica alcanzó una primera victoria con la reforma que se dio al artículo 76 de la Constitución de la República, en 1999.

Sin embargo, el cambio ocurrido 155 años después de aprobada la Carta Magna poco favoreció a este dos por ciento de la población porque apenas implicó la inclusión de la palabra indígena.

Luego, otras leyes lograron poner en claro el tratamiento que debían recibir estas comunidades por parte de las autoridades, mas en el día a día ocurrió lo contrario a lo estipulado.

La presencia nativa sigue concentrada en el área rural en Costa Rica, y a ese espacio se circunscribe la práctica de las costumbres y tradiciones de esos pueblos.

La más numerosa de estas etnias es la bibrí, asentada principalmente en la reserva de Salitre y Cabagra, en el cantón de Buenos Aires, ubicado en la provincia de Puntarenas, y en la reserva de Talamanca, en el cantón del mismo nombre.
Este grupo social conserva su lengua en forma oral y escrita, similar a los chorotegas, quienes residen en el norte del país y hablan náhuatl.

Otras etnias costarricenses, como los borucas o bruncas, cabécares y guaymies legaron formas expresivas influenciadas por las culturas suramericanas y caribeñas, y los huetares prácticamente perdieron su modo de hablar original.

El acervo costarricense conserva en sentido general pocas palabras provenientes de las culturas indígenas del territorio, al estilo de Talamanca o lugar de sangre, probablemente relacionada con la masacre de tortugas en la costa caribeña.

Poás es otro de estos términos y recuerda una flor amarilla que abunda en las zonas más elevadas del volcán homónimo.

Bribrís y cabécares fueron los únicos que lograron mantener a través de los siglos sus mitos religiosos libres de la influencia de los cambios sociales y culturales.
La fuerza de Sibö, ser supremo y creador del universo, es invocada todavía por estos seres humanos gracias a la transmisión de generación en generación de narraciones vinculadas a sus poderes.

No obstante algunas diferencias, todas las etnias coinciden en un sistema productivo similar, ligado a la siembra de maíz, yuca, camote, chayote, frijoles y otros alimentos básicos.

Como sus ancestros, crían cerdos, ganado y practican la pesca, mientras determinados grupos dentro de las comunidades tejen hamacas, prendas de algodón y otros, que tiñen con tintes vegetales o del corazón de múrice.

De ese modo, los indígenas ticos procuran granjearse el sustento y sortear los obstáculos que enfrentan por efecto de una política estatal alejada de las principales demandas.

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