Msc. Rebeca Gallardo Barquero
Promoción y Divulgación de Derechos Humanos
Defensoría de los Habitantes de Costa Rica
En nuestro ambiente contemporáneo nos encontramos inmersos en una “modernidad” que por lo general es excluyente de su propia objetividad, se niegan a la vez rituales, mitos, simbologías y se relativiza con facilidad jerarquías y normas. Desde nuestra perspectiva occidentalizada toma la vanguardia lo aparente, lo imaginario, lo virtual, que desvaloriza los orígenes de relaciones distintas a la predominante.
Esta generalizada y compartida miopía impide valorar y aceptar formas de relación “diferentes a la mía” y en general es la base de la intolerancia y el irrespeto por “el otro”, incrementada por prácticas de etiquetamiento denigrante y discriminatorio hacia una mayoría de grupos humanos.
El ejercicio valores a determinado grupos humanos depende del contexto social e histórico en que origine y se geste. La objetivación cultural y relación establecida por ejemplo entre el color de la piel, la procedencia étnica, la edad, el género, entre otros con atributos de mayor o menor grado de aceptación o rechazo por la mayoría o grupo dominante, limita o posibilita el acceso a los beneficios de desarrollo social, económico o político, en una sociedad.
Precisamente son los pueblos indígenas en nuestro país los que mayormente han sido limitados en su acceso al desarrollo, el informe de la Defensoría de los Habitantes 2002-2003 dice: “en general en cuanto a los servicios básicos muestran que el 46,5% de las viviendas dentro de territorios indígenas se abastece de agua por tubería dentro de la vivienda, pero únicamente el 29% de esa agua proviene de un acueducto; sólo el 21% tiene tanque séptico, predominando la letrina (65%), y el 38% dispone de electricidad. Estos porcentajes contrastan con los que se obtienen para las viviendas del resto del país, en las que los indicadores de agua proveniente de acueducto, tenencia de tanque séptico y electricidad superan el 90%.
Por otro lado el Informe del Estado de la Nación indica que la satisfacción de necesidades y presencia de carencias de los territorios, tan sólo el 7,6% de los indígenas no tiene ninguna carencia, al igual el 14,4% de los no indígenas. Estos porcentajes van mejorando para los indígenas conforme se alejan de los territorios; el 29,4% de los que habitan en la periferia no tiene carencias, como tampoco las tiene el 36,2% de los indígenas residentes en el resto del país. Sin embargo, estas cifras contrastan con el 60,4% de los no indígenas del resto del país sin carencias. (1)
Las poblaciones indígenas más aisladas dependen de la medicina tradicional para tratar sus enfermedades sin embargo el cambio en patrones de alimentación y conducta como el uso de alcohol han modificado los tipos de padecimientos en algunos casos su situación de salud es semejante a Costa Rica hace 50 años, en donde predominan enfermedades infecciosas, epidémicas y endémicas. Por otro lado hay una presencia de enfermedades crónicas y degenerativas semejante a la ocurrida en la población a partir de los años 60 s y por último la presencia de enfermedades de reciente aparición provocadas por manifestaciones genotípicas provocadas por el ambiente como se mencionó. (Barrantes, 1998:249).
La realidad que viven nuestros pueblos indígenas en Costa Rica, la definida brecha socio-económica que se evidencia con respecto a otros sectores sociales y las inapropiadas políticas de desarrollo elaboradas para un supuesto beneficio de esta población es lo que hace imprescindible para la Defensoría de los Habitantes priorizar la atención a estos grupos, y adelante se cita un ejemplo particular de trabajo.
Antes de ello es importante mencionar como recomendación teórica la elaborada por Max-Neef, quien es un economista que menciona la importancia de elaborar políticas de desarrollo humanistas, en donde los actores beneficiados formen parte activa de la formulación de los objetivos de esta políticas, como punto fundamental en la congruencia entre la realidad de estos pueblos u otras agrupaciones y la satisfacción de sus necesidades a partir del planteamiento de cada uno.
Necesidades y satisfactores humanos
Citando a Max-Neef (2) nos preguntamos quien determina que es calidad de vida? La calidad de vida dependerá de las posibilidades que tengan las personas de satisfacer adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales. Surge entonces la tercera pregunta: ¿cuáles son esas necesidades fundamentales, y quién decide cuáles son? Antes de responder a esta pregunta, el autor nos dice que es necesario hacer un análisis previo.
Se ha creído, tradicionalmente, que las necesidades humanas tienden a ser infinitas; que cambian constantemente, que varían de una cultura a otra y que son diferentes en cada período histórico. Supone estas últimas como incorrectas, ya que son producto de un error conceptual. El típico error que se comete en los análisis acerca de las necesidades humanas es que no se explica la diferencia esencial entre las necesidades y los satisfactores de esas necesidades. Es indispensable hacer una distinción entre ambos conceptos por motivos tanto epistemológicos como metodológicos.
Tomando en cuenta la población que nos ocupa hoy, estos satisfactores no pueden definirse fuera del escenario y el grupo que las requiere, por tanto las políticas de desarrollo generadas para tal propósito deben ser consultadas, a cada grupo particular, además de que una política de desarrollo para los pueblos indígenas no puede ser general debe ser articular a cada grupo étnico beneficiado, porque sus satisfactores pueden variar de una agrupación a otra.
La persona es un ser de necesidades múltiples e interdependientes. Las necesidades humanas deben entenderse como un sistema en el que ellas se interrelacionan e interactúan. Simultaneidades, complementariedades y compensaciones son características propias del proceso de satisfacción de las necesidades.
No existe una igualdad conceptual entre necesidades y satisfactores. Un satisfactor puede contribuir simultáneamente a la satisfacción de diversas necesidades; a la inversa, una necesidad puede requerir de diversos satisfactores para ser satisfecha. Ni siquiera estas relaciones son fijas. Pueden variar según el momento, el lugar y las circunstancias.
Veamos un ejemplo: cuando una madre le da el pecho a su bebé, a través de ese acto contribuye a que la criatura reciba satisfacción simultánea para sus necesidades de Subsistencia, Protección, Afecto e Identidad. La situación es obviamente distinta si el bebé es alimentado de manera más mecánica. Una vez diferenciados los conceptos de necesidades y de satisfactores, es posible formular dos postulados adicionales.
Primero: las necesidades humanas fundamentales son pocas, delimitadas y clasificables.
Segundo: las necesidades humanas fundamentales son las mismas en todas las culturas y en todos los períodos históricos. Lo que cambia a través del tiempo y de las culturas es la manera o los medios utilizados para la satisfacción de las necesidades.
Cada sistema económico, social y político adopta diferentes estilos para la satisfacción de las mismas necesidades humanas fundamentales. En cada sistema éstas se satisfacen (o no) a través de la generación (o no generación) de diferentes tipos de satisfactores.
Uno de los aspectos que define una cultura es su elección de satisfactores. Las necesidades humanas fundamentales de un individuo que pertenece a una sociedad consumista son las mismas del que pertenece a una sociedad ascética. Lo que cambia es la cantidad y calidad de los satisfactores elegidos, y/o las posibilidades de tener acceso a los satisfactores requeridos. Lo que está culturalmente determinado no son las necesidades humanas fundamentales, sino los satisfactores de esas necesidades. El cambio cultural es consecuencia -entre otras cosas- de abandonar satisfactores tradicionales para reemplazarlos por otros nuevos y diferentes. Según lo anterior la responsabilidad Estatal de dar contenido jurídico y económico a uno o más satisfactores de una misma necesidad en una comunidad, como es el caso de las diversas agrupaciones etnias que conforman nuestra sociedad, requiere del consenso y la participación para determinar los enunciados.
De esta forma grupos humanos que se encuentren en un estado de pobreza como es el caso de la mayoría de los habitantes indígenas de este país, no puede limitarse esta clasificación a una situación exclusivamente economicista al encontrarse estas personas por debajo de un determinado nivel de ingreso, hay más bien pobrezas donde cualquier necesidad humana fundamental que no es adecuadamente satisfecha revela una pobreza humana por ejemplo y de continuando citando al autor hay una pobreza de Subsistencia (si la alimentación y el abrigo son insuficientes); hay una pobreza de Protección (debido a sistemas de salud ineficientes, a la violencia, la carrera armamentista, etc.); hay una pobreza de Afecto (debido al autoritarismo, a la opresión, las relaciones de explotación con el medio ambiente natural, etc.); hay una pobreza de Entendimiento (por la deficiente calidad de la educación); hay una pobreza de Participación (por la marginación y discriminación de las mujeres, los niños o las minorías étnicas); hay una pobreza de Identidad (cuando se imponen valores extraños a las culturas locales y regionales, o se obliga a la emigración forzada, el exilio político, etc.); y así sucesivamente.
Pero las pobrezas no son sólo pobrezas, son mucho más que eso. Cada pobreza genera patologías, toda vez que rebasa, por su intensidad o duración, ciertos límites críticos. Esta es una observación medular que conviene ilustrar Una política de desarrollo orientada a la satisfacción de las necesidades humanas (entendidas en el sentido amplio que el autor ha mencionado) trasciende la racionalidad económica convencional, porque compromete al ser humano en su totalidad. Las relaciones que se establecen -o que pueden establecerse entre las necesidades y sus satisfactores hacen posible construir una filosofía y una política de desarrollo auténticamente humanistas, para el caso de los pueblos indígenas requieren necesariamente de tomar en cuanta no solo practicas culturales particulares a cada grupo , también los actores internos legitimado para desarrollar esas practicas, por ejemplo en el caso del tema de salud, enfermedad o muerte , cabe preguntarse quienes son las personas legítimas dentro de una comunidad o agrupación étnica particular para trabajar esos temas , el éxito de cualquier política depende de si se consulta a la persona o personas correctas.
Defensoría de los Habitantes y Comunidades Ngöbes o guaymíes
En el caso de la Defensoría de los habitantes es una labor fundamental y legar la defensa de los derechos humanos y fundamentales contenidos en la normativa vigente, además de un control de legalidad del sector publico, esto nos posibilita a divulgar e incentivar nuevas formas de participación que se vena posteriormente reflejadas en políticas de desarrollo humanas e integrales al grupo que se quiere representar.
Para la Defensoría de los habitantes la defensa y la promoción de los derechos humanos y fundamentales contenidas en la normativa actual, es un mandato que nos permite desde nuestra función posibilitar y apoyar acciones de las instituciones publicas en la formulación de políticas de desarrollo a escala humana, es decir que contemplen las necesidades y por tanto la descripción de los satisfactores requeridos para construir una política de desarrollo auténticamente humanistas, que para alcanzarlo hay puesto en práctica El ejercicio de la participación.
Desde le Area de Promoción y Divulgación hemos desarrollado varios programas de capacitación, intercambio, dialogo y facilitación en comunidades indígenas, últimamente y que es meritorio mencionar se ha desarrollado un Proyecto a nivel nacional y con implicaciones binacionales con el Pueblo Ngobe, con el apoyo de las instituciones del gobierno costarricense y las del gobierno panameño.
Se define el pueblo indígena Ngobe como prioritario, partiendo de la realidad que es un grupo cultural cuyo asentamiento natural trasciende los límites de la frontera entre Costa Rica y Panamá, establecida posteriormente a su creación como grupo Estado. El propósito es evidenciar las necesidades que surgen al encontrarse viviendo en un situación de pobreza económica importante, lo que obliga a este grupo humano a movilizarse constantemente entre un país y otro, para encontrar los satisfactores en distintas actividades.
El objetivo de este trabajo que tiene un año de haber iniciado es definir acciones conjuntas de rendición de cuentas y acompañamiento sobre la problemática indígena transfronteriza, que involucre a las comunidades Ngobes, con la participación de las Oficinas de Derechos Humanos de ambos países.
Se inician actividades principalmente de coordinación e intercambio entre la Defensoría del Pueblo de Panamá y la Defensoría de los Habitantes de Costa Rica, teniendo como base la definición de objetivos y tareas conjuntas dirigidas a abrir espacios de diálogo que permitan el intercambio del Pueblo Ngobe con nuevas formas de participación que no anulen las formas tradicionales de liderazgo, sus estilos de comunicación y les permita exigir a las instituciones competentes la solución de sus problemas garantizando el uso de los derechos que le son propios.
En este proceso se enmarcan los tres encuentros binacionales, contando con la presencia de ambas Defensorías y representantes de los territorios Ngobes de Costa Rica y la Comarca Ngobe-Buglé de Panamá.
El Pueblo Ngobe en Costa Rica ha contado con el acompañamiento y capacitación de la Defensoría de Costa Rica y de otras instituciones, previo a los encuentros y en forma continua hasta la fecha.
Los tres encuentros, se desarrollaron con una metodología participativa y se trabaja en los temas definidos como prioritarios por ambas representaciones indígenas en Costa Rica y Panamá. Desde el primer encuentro se acordó trabajar sobre tres aspectos básicos: salud, educación y migración.
El proceso de trabajo se definió en el primer encuentro de la manera siguiente:
Primer encuentro Golfito -Costa Rica, 2-3 noviembre del 2004:
Definición de temas prioritarios, metodologías de trabajo e identificación de distintos tema de colaboración.
Segundo encuentro Chiriquí-Panamá 2-3 de marzo 2005:
Cada representación del Pueblo Ngobe asumiría en conjunto con cada Defensoría la profundización de los temas definidos. Esta información se reúne y analiza para dar paso a un tercer encuentro de diálogo institucional.
La responsabilidad de involucrar a las instituciones estatales en ambos países encargadas de garantizar el cumplimiento de los derechos que se relacionan con los temas anteriores, recayó en ambas Defensorías.
Esta memoria da cuenta del evento que reunió instituciones, oficinas de Derechos Humanos y representación del Pueblo Ngobe.
Se realizó en las instalaciones de la Universidad Nacional, durante el 25 y 26 de mayo del 2005 en el cantón de Corredores-Costa Rica.
Se identifica por medio de actividades nacionales y binacionales con representantes de este grupo étnico tanto de Costa Rica como de Panamá y las instituciones involucradas también de ambos países tres necesidades prioritarias, salud, educación y migración.
Relacionado al tema de Educación
Las representaciones Ngöbes de ambos países definen la necesidad de acceder a la garantía y cumplimiento del acceso a una educación de calidad y respetuosa de las particularidades culturales para los y las habitantes de las comunidades Ngobes de ambos países. A partir de esta definición se trabaja sobre los satisfactores requeridos para cumplir con este derecho, cada comunidad habla sobre los problemas encontrados en cada comunidad y los requerimientos, los cuales presentan a las instancias competentes.
De los indicadores se evidencia que en Costa Rica la enseñanza primaria y secundaria son excluyentes y asimétricas para las poblaciones indígenas. Además existen barreras que deben enfrentar quienes enseñan en estas zonas como la infraestructura, el clima y la carencia de docentes disponibles no sólo porque 52% se encuentra de manera interina sino porque por lo general, al corto tiempo son trasladados a regiones urbanas. Además los y las estudiantes no cuentan con horarios alternativos que se combinen con las tareas que necesariamente deben realizar en sus casas así como en el campo, o la movilización que hacen la mayoría con sus familias por las recolectas de café..
Por su parte en la comarca Ngobe Buglé de Panamá los representantes manifiestan que no existen compromisos claros para definir y ejecutar políticas en educación que deriven en cambios tales como docentes mejor preparados, textos de educación primaria generalizada y bilingüe para mejorar los índices de escolaridad y permanencia en el sistema. El tema de educación por tanto, para la Comunidad indígena Ngobe de ambos países, es uno de los más importantes. Aunque los datos anteriores corresponden a Costa Rica sin embargo los integrantes de la comarca Ngobe Bugle reconocen que la situación es muy similar en Panamá.
Existe entonces un abandono institucional que impide la asistencia y permanencia de los niños(as) y jóvenes en el sistema de educación formal, el problema no es sólo que no se imparte bajo las condiciones particulares de su cultura sino lo que es peor hay un bajo nivel de escolaridad, producto de un sistema excluyente.
Sobre el tema de Salud
Los servicios de salud deberán planearse y administrarse en cooperación con los pueblos interesados y tener en cuenta sus condiciones económicas, geográficas, sociales y culturales, así como sus métodos de prevención, prácticas curativas y medicamentos tradicionales.
Dentro de este marco es que el concepto de salud y enfermedad toma características distintas por cada uno de los pueblos indígenas, cada pueblo utiliza elementos naturales propios según su ubicación y conocimientos. Las posibilidades de garantizar la salud adecuada al interior de sus comunidades está estrechamente relacionada con los recursos existentes, y los satisfactores involucrados es decir el acceso a la alimentación, al trabajo, al agua potable, a la vivienda. La utilización de los recursos naturales es fundamental para definir los parámetros de desarrollo de vida digna y condiciones de salud adecuadas.
Todo lo anterior implica tomar en cuenta varios aspectos para garantizar el servicio de salud a los habitantes de las comunidades indígenas Ngobes, aunque se reconoce que Costa Rica bajo el amparo de la solidaridad de la Seguridad Social posee indicadores más elevados en materia de salud esto no implica que se de en las mejores condiciones según dispuesto en el Convenio 169. En el caso de los indígenas que habitan en la Comarca panameña no cuentan con las mismas posibilidades de acceder a los servicios de salud por lo que se ven forzados a visitar los centros de salud que se encuentran cerca de la frontera en territorio costarricense con consecuencias importantes en el seguimiento de la atención de los pacientes, ya que en la mayoría de los casos se encuentran en condición irregular y no se logra sostener los resultados en materia preventiva.
Además, no se posibilita el buen manejo del control epidemiológico, en caso de enfermedades que se encuentran tratadas en Costa Rica , la constante movilidad de estas personas en busca de opciones laborales impide una adecuada ubicación en caso de requerir hacer un tratamiento prolongado.
Se le recomienda a las autoridades en Salud que brinden a los funcionarios/as la información necesaria sobre las obligaciones legales que tienen de atención a esta población, y brindar los recursos necesarios para facilitar la comprensión a estas personas.
Sobre el tema de migración
El asunto migratorio se convierte en tema transversal a cada uno de los temas tratados. Una de las realidades que convoca a las Oficinas de Derechos Humanos de ambos países a trabajar juntas, es que se parte de que las divisiones políticas han separado a un grupo humano con los mismos orígenes y en donde las relaciones de parentesco trascienden estas fronteras, Este es un tema que hay que tratar con atención porque involucra situaciones de dificultad en la relación entre las familias Ngobes asentadas en los dos países. Existe un tránsito irregular de indígenas Ngobes fundamentalmente de Panamá a Costa Rica, por tres razones: visita a familiares, búsqueda de empleo y para obtener atención en los servicios de salud prioritaria en la atención prenatal, parto y materno infantil en general.
Los costos de documentación inhiben al Pueblo Ngobe este derecho, vulnerando su acceso a la seguridad social cuando migra por razones económicas. Se analizó también la migración irregular que se da de Ngobes panameños para acudir a los servicios de salud en Costa Rica por la gratuidad del servicio, el problema se agrava por la falta de inscripción de los niños y niñas nacidos en Costa Rica pero de padres y madres panameños/as, en el país vecino, ya que muchos de ellos regresan a su país y las personas menores de edad no son inscritos en el Registro Civil de Panamá, violentando con ello el derecho a la nacionalidad.
Es por ello que nos encontramos coordinando acciones con las instituciones Estatales que tienen la responsabilidad de posibilitar en cumplimiento de estas necesidades, se requiere de una política de desarrollo humano urgente, con el concierto del Ministerio de Trabajo, Ministerio de Educación, autoridades de Migración y representantes del Sector Salud que tomen en cuenta, las particularidades de este grupos humano , como un ejemplo para iniciar políticas así potenciar las herramientas jurídicas e institucionales con que cuenta cada uno para atender las necesidades y superar las desventajas a partir del respeto de su propia identidad.
Para concluir, es necesario que en una sociedad se reconozcan como legítimas las diferentes agrupaciones étnicas, se les de su valoración e importancia según sus particularidades, posibilitando la formulación de políticas de desarrollo acordes a los principios de universalidad, equidad e igualdad, amparadas en una normativa de especificidad que ha sido aprobada para este propósito.
Las diferencias culturales son la riqueza con la que cuenta una sociedad, donde los derechos humanos y las normas sustentadas en esta valoración se originan en el afán de posibilitar el desarrollo de los pueblos, y por la responsabilidad del Estado de garantizar el desarrollo digno de todos/as sus habitantes. Es precisamente la intolerancia y la discriminación la que impide poner en práctica los derechos humanos y fundamentales específicos, lo que expone el reto de bajar el discurso a la práctica cotidiana, en donde los/as miembros/as de la sociedad asuman y se apropien de los principios contenidos en la norma, acorde a una sociedad democrática.
El ejercicio ciudadano bajo este sistema otorga la posibilidad y la obligación de sus miembros/as de participar activamente en la expresión de las políticas que deben solventar sus necesidades reales, pero la consecuencia entre estos objetivos y la realidad se desprende de la manifestación o la voz que levanten los/as interesados/as. Lo anterior permite afirmar que el ejercicio de los derechos es una práctica social, por lo que se debe formar a los habitantes en los mecanismos efectivos de participación, para ello se debe evidenciar las sanas practicas de información, la transparencia y la buena gestión de las instituciones, consecuentemente con la posibilidad de las mismas de rendir cuentas de la ejecución de sus presupuestos y de los espacios formales con que cuentan para participar, además de propiciar espacios de dialogo en donde los y las interlocutores cuenten con capacidad negociadora de sus necesidades ante los encargados de solventar las mismas.
Tomar en cuenta la diversidad cultural, los derechos que nacen del respeto de esta diferencia, la construcción de planes de desarrollo reales y efectivos con la aceptación de todos/as los/as interesados/as posibilita superar etapas en donde sectores del gobierno interesados en limitar la independencia de los pueblos indígenas, manipularon intentos de garantizar la incorporación de convenios internacionales de Derechos Humanos previamente ratificados por el país, a la normativa nacional que los pusiera realmente en practica, por este error hemos sido merecedores de fuertes criticas internacionales.
De esta forma al comprender las relaciones tradicionales de poder que han pesado sobre los pueblos indígenas en nuestro país y han sofocando las posibilidades de éstos al desarrollo y crecimiento económico, se considera prioritario implementar políticas para enfatizarlas a mejorar la calidad de vida de estas comunidades, incorporar procesos de consulta que permitan el consenso y una aprobación de la colectividad que pretenden beneficiar, incentivando con ello no solo, el mejoramiento de los índices de salud, vivienda u otros, sino también como una forma de involucrar a estos pobladores en un ejercicio de Participación Ciudadana activa, para que en un futuro no muy lejano sean partícipes de la formulación de políticas que le son propias.
NOTAS:
(1) Los indígenas en territorios con una carencia representan un 11 % y llegan a 31 % al acumular tres carencias. Más aún, con cuatro carencias muestran el porcentaje más alto entre todas las poblaciones de interés (28%).
(2) Para información adicional, consulte la página web de Manfred Max Neef.
9/8/07
LOS OTROS ENTRE NOSOTROS
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