27/7/07

GARABITO

GARABITO

Sociedades cacicales
No se sabe con seguridad cuantos indígenas habían en Costa Rica en la época del descubrimiento, pero los especialistas calculan que pudieron ser unos cuatrocientos mil habitantes. Sin embargo, esta cantidad de población bajó mucho en los años siguientes a la llegada de los españoles, pues los indios no tenían defensas contra las enfermedades que traían los conquistadores. En el Pacifico Norte vivían los chorotegas y los nahuas. Los demás pueblos de nuestro país son de origen chibcha.

Las tribus que vivían en el Pacifico Norte, tenía una plaza central y alrededor algunas casas. Cada una tenía un uso especial, por ejemplo, los "palacios" donde vivía el cacique y los principales. Otra casa para las mujeres del cacique, otra para los guerreros, etc. El lugar que habitaban los chorotegas y el nicarao (tribus nahuas) se conoce con el nombre de la Gran Nicoya. Las casas de las tribus de origen chibcha eran de forma circular y cónica.

Cuando llegaron los españoles, los habitantes de Costa Rica se encontraban organizados en cacicazgos, es decir tenían un jefe o cacique.
El cacicazgo más importante del Pacifico Norte era el de Nicoya. En el valle central se encontraban los cacicazos de Garabito, Pacaca, Aserrí, Curridabat y Guarco. Además, en esta región existían señoríos, que eran federaciones de aldeas gobernadas por los caciques mayores o señoríos. Se encontraban los señoríos de Garabito y Guaraco.

Al norte, estaba el cacicazgo de los votos y cerca de la costa Atlántica estaban los de Suerre, Pococí, Tariaca y Talamanca.

En el Pacífico Sur existían varios cacicazgos entre los que sobresaleel de Quepos, el de Coto y el de Boruca. Estos pueblos opusieron mucha resistencia a la conquista española y los borucas actuales todavía antienen algunas costumbres de sus antepasados.

Algunas notas curiosas que han acontecido en Atenas: El primer conquistador que recorrió el territorio de Atenas fue Antonio Alvarez Pereira, quien estaba bajo las órdenes de Juan de Cavallón.

Corría el año 1561, y aparte de descubrir territorios aún desconocidos para los españoles, este capitán también llevaba por encargo combatir y apresar al cacique Garabito, indígena que podía llevarlo a las fuentes de oro que Cavallón tanto anhelaba localizar.

El territorio que en la actualidad le corresponde al Cantón de Montes de Oca, estuvo habitado por indígenas del llamado Reino Huetar de Occidente, que según se sabe, fueron dominios del Cacique Garabito.

En los años de la conquista y colonia, estos terrenos fueron propiedad de los indios de Aserrí, que allí cuidaban ganado. Este era un derecho de los indígenas del país, a quienes se les permitía poseer una legua cuadrada de terreno, según una Ordenanza de 1675. Alrededor de estos espacios, ellos solían afincarse y vivir.

En la época precolombina, Desamparados, también estuvo habitado por indígenas del Reino Huetar de Occidente, dominios del Cacique Garabito. Los indios que habitaron Desamparados, fueron los mismos que habitaron Aserrí, sobresaliendo el Cacique Acserri, originario de los indios Quepo, contando la leyenda que estas tribus, tenían las indias más lindas de la región, causando gran asombro entre los conquistadores españoles. En Desamparados, especialmente en lo que hoy es la Villa Olímpica, se han encontrado restos de poblaciones indígenas, lo que demuestra que hubo una población, no muy numerosa, pero población al fin.

El actual territorio del cantón de Esparza fue una zona habitada por indígenas de las culturas Chorotega y Huetar. Los primeros correspondían a la provincia de Orotina, gobernada por el cacique Gurutiña, una de las cinco en que se dividieron los chorotegas. El otro grupo pertenecía al Reino Huetar de Occidente, dominado a inicios de la conquista por el cacique Garabito, cuyo nombre real era Coyoche, uno de los baluartes de la Resistencia indígena costarricense.

Don Gil González Dávila, descubrió la región en el año de 1522, cuando realizó el primer recorrido por nuestro territorio nacional, desde punta Burica hasta el poblado indígena de Avancarí (hoy Abangaritos, cantón de Puntarenas).

Don Alonso Anguciana de Gamboa, gobernador interino, trasladó la población de Aranjuez y fundó en 1574 el primer asiento de la ciudad del Espíritu Santo, en el antiguo valle de Coyoche, entre los ríos Barranca y Jesús María, cerca del actual poblado de Artieda. En 1577 el gobernador don Diego de Artieda y Chirino habilitó el puerto de La Caldera, en sustitución de Landecho.

EL CACIQUE GARABITO
El cacique Garabito fue un caudillo indígena costarricense durante el siglo XVI, Cacique Mayor de los huetares de Occidente. En la época de la expedición del Alcalde Mayor de Nuevo Cartago y Costa Rica Juan de Cavallón y Arboleda (1561-1562), sus dominios estaban ubicados en la región occidental del valle central de Costa Rica, extendiéndose hacia el Pacífico en la cuenca de los ríos Jesús María y Gamalotal. Fue el más importante caudillo de la resistencia indígena frente a Cavallón y Arboleda, y tampoco quiso someterse a la autoridad del Alcalde Mayor Juan Vázquez de Coronado (1562-1565), sucesor de aquél. Algunos historiadores suponen que años más tarde aceptó la autoridad española, pero de ello no hay testimonios documentales claros. Se ignoran la fecha y las circunstancias de su muerte.

En el año 1524, el capitán español Francisco Fernández de Córdoba fundó Villa Bruselas, y la situó entre los ríos Aranjuez y Guacimal. En los documentos de la época sobre Bruselas, tenemos la primera mención del Capitán Andrés Garabito, porque éste español quedó por un tiempo al mando de dicha población, que fue despoblada poco tiempo después, por orden del propio Fernández de Córdoba, quien se rebeló contra su jefe Pedrarías Dávila (Pedro Arias Dávila); este, sin embargo ordenó repoblarla en el año 1526, pero luego el Capitán Diego López de Salcedo ordenó destruirla, orden que llevo a cabo Andrés Garabito.

Cuando los españoles llegaron a Costa Rica nuestro país estaba regido por el sistema de cacicazgos; es decir, un cacique gobernando a un grupo de indios; estos constituían una tribu. Lo primero que intentaron hacer los españoles conquistadores fue conseguir el sometimiento de los caciques, cosa que lograron en muchos casos. Sin embargo, un cacique muy poderoso por la extensión de sus dominios dentro y fuera del Valle Central, se reveló contra los españoles y a lo largo de muchos años se constituyo en el principal obstáculo para la conquista definitiva de Costa Rica.

Este poderoso cacique, jefe de los huetares (también puede escribirse “güetares”) pasó a la historia con el nombre de Garabito -algunos lo escriben “Garavito”-, nombre, precisamente, del capitán antes mencionado, quien se entrevisto con el jefe indio en un lugar cerca del actual San Mateo, llamado en tiempo de la Conquista Valle del Coyoche (del tarahúmar coyochi, lugar de coyotes) por lo que se menciona en ocasiones a Garabito como ”Rey del Coyoche”. Pero los dominios de Garabito iban desde las tierras del actual San José hasta la costa del Pacífico y se extendían quizás a la vertiente del Atlántico, donde gobernaban una zona los indios Botos, enemigos del Rey Huetar.

Dentro de los dominios de Garabito estaban las tribus de los Tices y los Catapas, cuyo territorio se extendía por los lugares conocidos hoy como Grecia y Alajuela. Otros pueblos sometidos a Garabito eran los de Abacara, Chucasque, Cobobici, Cobux, Yurustí (nombre de un cacique), Barva, y otros. Como se ve, Garabito era un gran jefe, por lo cual no parece correcta a algunos historiadores la versión de que su nombre fuera tomado del Capitán español; porque no es verosímil que un jefe poderoso y rebelde adoptarse el nombre del enemigo. Lo más probable, señala don Carlos Gagini, es que Garabito sea del tarahúmar garabee o garabi, superlativo de gara, bueno tal vez el mejor. En efecto, Garabito fue el mejor.

El lugar exacto donde residía Garabito a la llegada de los españoles no se ha determinado; podría ser el actual San Ramón, porque un documento antiguo cita que “el río Grande viene de Garabito”; o que en la amplitud y libertad de sus dominios, se ubicara en diferentes sitios. Como Garabito le hacía la guerra a los Botos del Atlántico (región de San Carlos), lo probable es que viviera cerca de esta región. La esposa de Garabito, Biriteca, era muy amada por su señor; dicen las crónicas que esta india fue mujer muy bella; los españoles recurrieron en cierta ocasión a su captura, para someter al Rey Huetar, sin embargo, antes de esto ocurriendo muchos hechos violentos.

En lo que llamaban los españoles “La Provincia de Garabito” se llevaron a cabo numerosos encuentros entre los conquistadores y los hombres del Cacique Garabito. En el año 1560 fue nombrado Juan de Caballón, joven abogado español, residente en Guatemala, para llevar a cabo la conquista de Costa Rica. Se asoció con el padre Juan de Estrada Rávago; y en 1561, con 90 soldados y muchos caballos, vacas, cerdos, cabras y bastimento, llegó hasta las cercanías del actual río Ciruelas, en donde pobló la ciudad de Garcimuñoz, en los llanos de Turrúcares, y luego fundó la Villa de los Reyes, en Santo Domingo (Orotina actual) y el puerto de Landecho, en Tivives.

Juan de Caballón trató de someter al Cacique Garabito y lo consiguió mediante el uso de la fuerza; el Rey Huetar fue hecho prisionero, pero logró escapar con astucia ya que fingió estar sometido al dominio del español y este le quitó la vigilancia. Entre, tanto, la campaña para conquistar Costa Rica en forma definitiva siguió adelante, y fue así como Garabito, ya de nuevo al frente de una tropa de indios de más de 2000, se entero que llegaban refuerzos para los españoles y atacó por sorpresa, con lo cual logró derrotar a un contingente que venia desde Nicaragua. Enterado de este descalabro español, Juan de Cavallón ordenó a su capitán Ignacio Cota marchar con gente armada al Valle del Coyoche con el fin de someter a Garabito.

Garabito había abandonado Coyoche y emprendió la marcha hacia el Landecho, el puerto por donde suponía que llegarían refuerzos para los españoles, Ignacio Cota interrogó a las mujeres únicas, personas que encontró en el pueblo de Garabito, y por la fuerza interrogó entre otras a Biriteca, la esposa de Garabito, y así pudo seguirle las huellas al cacique y su gente. Después de varios días, los españoles dieron alcance a Garabito y se entablo un combate, el cual, por contar con mejores armas ganaron los españoles pues los indios luchaban con arcos y flechas. Garabito se retiró de nuevo a las montañas.

En vista del fracaso de su misión, el capitán Cota le propuso a su jefe Juan de Cavallón el ardid de capturar a Biriteca la esposa de Garabito, con el fin de que este se rindiera ya que era de esperar tal acción pues el cacique amaba a su mujer, para tal fin encomendaron al Capitán Antonio Pereyra, un hombre alto, nervudo, que marchara al lugar donde Cota había interrogado a Biriteca. Logró consumar sus designios al capitán Pereyra, pues sorprendió en una cacería a Biriteca y la trajo a Garcimuñoz. Sin embargo, como pasaba el tiempo y el poderoso Rey Huetár no se presentaba a negociar por su esposa, Cavallón envió una expedición a buscarlo. Hubo un encuentro entre indios y españoles y estos lograron capturar un jefe que les dijo era Garabito, jubilosos lo trajeron a Garcimuñoz, pero resulto ser un subalterno del cacique que se prestó al ardid.

En Garcimuñoz los españoles mantuvieron prisionera a Biriteca, lo que no produjo ningún tipo de encuentro entre el Rey Huetár y los españoles. Sin embargo, enterado el indígena de otra expedición ordenada por el jefe español en su contra, decidió atacar la propia Garcimuñoz. Garabito era un jefe no solamente poderoso por el gran territorio y los muchos indios que dominaba, sino por su astucia y valentía. Cuando atacó Garcimuñoz, los españoles se sorprendieron y el Jefe Cavallón solamente logro ubicar sus tropas para repeler el ataque desde mejores posiciones, lo que permitió a Garabito liberar a su amada Biriteca. Después de este episodio, Juan de Cavallón no salió en persecución del caudillo indio pues preparaba viaje a Guatemala, a informar a la Audiencia del resultado de su empresa de conquista.

De nuevo en sus dominios, Garabito logró la captura de un soldado español, el cual, luego de someterlo a interrogatorios y de amenazarlo con ajusticiarlo, o sea la misma suerte que corrió ante Cavallón el indio impostor, le dijo al Cacique que el capitán preparaba viaje a Guatemala. Garabito decidió atacar a Cavallon durante su travesía por el territorio que dominaba el cacique, así lo hizo, ya que mediante una emboscada atacó a los españoles con la fiereza que le era característica. Sin embargo, los soldados españoles se defendieron con valentía, inclusive algunos aseguran que Cavallón y Garabito pelearon cuerpo a cuerpo; sin embargo, los españoles lograron salir del trance y marcharon a Guatemala. Hubo algunas bajas de los dos bandos: Garabito de nuevo se refugio en sus montañas.

Un nuevo capitán español, don Juan Vázquez de Coronado, Alcalde Mayor de Nicaragua, recibió la misión de continuar con la conquista de Costa Rica. Vino acompañado de 80 hombres, y se encontró con una sublevación general de los indios sometidos por Cavallón. Pero Vázquez, hombre de buen corazón, logró dominar a la mayor parte de los caciques levantiscos, solamente el Rey Huetar Garabito no hizo las pases con los españoles. Por este motivo el conquistador dio la orden de guerra sin tregua contra Garabito, el cual estaba en sus escondites, probablemente por la zona norte, el San Ramón actual, donde en la época moderna se han descubierto tumbas con numerosas evidencias de la cultura Huetar en la región.

Don Juan Vázquez de Coronado, a pesar de sus esfuerzos y de una conducta poco severa -si la relacionamos con la de otros conquistadores- hacia los indios, decidió terminar con la rebeldía de la provincia de Garabito, la más numerosa del territorio de Costa Rica. Para poder capturar al Rey Huetar, los españoles instruyeron un proceso, en el cual el jefe indio rebelde fue condenado a muerte. Garabito fue condenado en ausencia y sin defensa, hechos que le dieron al proceso las características de una total injusticia. Sin embargo, el Alcalde Mayor dio por buena la causa y envío a dos subalternos suyos, el capitán Francisco de Marmolejo y el maestro de Campo Juan del Valle, quienes con una tropa bien armada, salieron a perseguir al rey indómito Garabito.

Muchos años de lucha y sacrificio, además del peso propio de la edad, cargaba sobre sus espaldas el rey Garabito. No obstante logro mantenerse a distancia de los españoles del Valle y Marmolejo; y no solo esto, sino que cuando el hábil estratega indígena lo creyó conveniente, ataco a sus perseguidores y les propino una nueva derrota, ya que cayeron en el combate varios españoles; los jefes, instruidos al respecto por Vázquez de Coronado para no perder muchos soldados, optaron por escapar hacia Garcimuñoz. Mientras tanto, el Alcalde Mayor, quien fue nombrado por el Rey años después, adelantando a Costa Rica, estaba muy interesado en continuar su conquista y entonces decidió hacer su expedición a las tierras de los Quepos y los Coutos; dejó al mando en Garcimuñoz al Capitán Antonio Pereyra.

En el año 1563 una tropa al mando del capitán Antonio Pereyra marchó nuevamente hacia los dominios del Rey Huetar, a fin de aprehenderle de ser posible. Garabito se dio cuenta, y como ya estaba viejo y no quería más encuentros, uso la táctica que en ocasión anterior había utilizado con el propio Vásquez de Coronado: un sustituto. En efecto, otro indio se ofreció a suplantarle, y se puso el penacho del jefe. Los españoles no conocían a Garabito, razón por la cual cayeron en el ardid. Pero la Cacica de los Botos -entre los indios también había mujeres jefes- se prestó para identificar a Garabito, con lo cual se descubrió la mentira. El capitán Pereyra se disgusto muchísimo y ordenó nuevos intentos para capturar al viejo cacique, pero no lo consiguió.

Los años pasaron, la conquista de Costa Rica siguió adelante y Garabito, viejo y cansado, continuó rebelde, pero ya sin voluntad ni hombres suficientes para causarle molestias a los españoles. Con los años y durante la gobernación de Alonso Anguciana, Garabito se instaló, calladamente en el valle del Coyoche, también llamado Valle de La Cruz por los españoles. Sin embargo, alguien se dio cuenta y corrió a contárselo al Gobernador, quien de inmediato ordeno que le llevaran al viejo e indómito cacique ante su presencia. Garabito no opuso resistencia, llegó y se sometió a los españoles, incluso fue bautizado. Luego se regreso a Coyoche, en donde vivió hasta su muerte. En este lugar hubo una población numerosa, pero al paso de los años, y por ser un lugar insano según las crónicas prácticamente desapareció el pueblo. Sin embargo, aún perdura el nombre del Rey Huetar, en el mismo sitio, que los españoles llamaron Santa Catalina de Garabito, y la leyenda ronda la muerte de los vecinos quienes señalan “el lugar donde vivió Garabito”. Así termino su vida el más indómito cacique de nuestras tierras, el Cacique Garabito.

Leyendas con respecto al indómito y noble cacique "Coyoche"
Cuenta la tradición que Garabito (Coyoche), el último cacique de los huetares, logra burlar en esa zona a los conquistadores españoles, aunque su mujer, Biriteca, es secuestrada y sus pueblos casi desaparecen.

“Se dice que por esta región vivían los indígenas huetares, cuyo valiente cacique Garabito tenía su palenque en las laderas de las estribaciones de los Montes Aguacates y que sobrevivía de la caza y pesca realizada por entre los frondosos bosques cuajados de exuberante vegetación y animales salvajes”

El cacique de los huetares trata de proteger a su pueblo y lucha por la sobrevivencia. Escondido entre los bosques, en cuevas misteriosas, escuchando el canto de los pájaros y el fluir de los ríos, Garabito sufre su desesperanza.

"En tiempos del sucesor, Juan Vázquez de Coronado, Garabito no volvió a aparecer por las tierras centrales en forma hostil; y se dice que ubicó su palenque en la alturas del Volcán Poás o Volcán de los Botos, para confundirse con los roncos sonidos del coloso entre las nieblas de su cima. Algunos indios del Valle del Sarapiquí afirmaban que de ven en cuando se oían los gritos del cacique Garbito – gritos de desesperanza al contemplar las ubérrimas tierras ya perdidas para siempre – que se extendían retumbantes por las nubes oscuras y grisáceas de la cordillera. Pero… ¿Qué se hizo? ¿A dónde fue…? Solo se dice que al invencible cacique de Costa Rica, vencido ahora por los años y la tristeza, se lo tragó la selva de las faldas del volcán envuelto en un nimbo de leyenda."

Dicen los campesinos que algunas veces el murmullo del viento y el susurro de las aguas imitan la queja triste del cacique y que la tierra profunda guarda, celosa, sus tesoros milenarios.

El más extenso y documentado estudio sobre Garabito es la obra de Oscar Bákit Garavito, nuestra raíz perdida (1981), en la que se plantea la hipótesis de que la voz Garavito o Garabito no era el nombre personal del caudillo indígena, sino su título, y que posiblemente su forma correcta era el Guaravito, el centinela de Avito, del mismo modo que el cacique mayor de los huetares de Oriente a la llegada de los españoles recibía la denominación de el Guarco.

Fuentes de información
“Los Aborígenes de Costa Rica” de Carlos Gagini,
“Historia de Costa Rica” de Carlos Alfaro
“Garabito, el Rey indómito” de Juan Ramón Gutiérrez
“Cartilla Histórica de Costa Rica” de Ricardo Fernández Guardia

OTROS CACIQUES INDIGENAS
Camaquiri fue un cacique indígena de Costa Rica, posiblemente de extracción huetar, que habitaba en 1544 en la cuenca del río Suerre, hoy Reventazón, en la vertiente caribeña. Junto con otro cacique de la región, llamado Cocorí, se reunió con Diego Gutiérrez y Toledo, Gobernador de Nuevo Cartago y Costa Rica, quien los recibió amablemente. Sin embargo, el codicioso Gobernador, posiblemente inspirado en el precedente de Atahualpa y Francisco Pizarro, apresó a ambos y para devolver su libertad a Camaquiri le exigió que sus súbditos llenasen de oro un cesto de voluminosas proporciones. Sin embargo, a los pocos días, el cacique logró escapar de la cautividad, aprovechando un descuido de quienes debían custodiarlo.

El Guarco fue cacique mayor de los Huetares de Oriente. Es posible que El Guarco no fuese un nombre personal, sino la denominación de su cargo, y que significase "El Centinela de Co". A la llegada de los españoles al valle que hoy lleva su nombre, en 1563, se estaban realizando sus funerales. Le sucedió en el cacicazgo su hijo Correque, que se bautizó con el nombre de Fernando Correque.

Fernando Correque fue cacique mayor de los Huetares de Oriente. Su nombre original era Correque. Era hijo o pariente cercano de El Guarco, al que sucedió en el cacizcago mayor. Encabezó varios movimientos contra los españoles, pero después abandonó las vecindades de Cartago para establecer su corte en Tucurrique, con muchos otros señores e hijos de señores. Posteriormente dio obediencia a la Corona y se bautizó con el nombre de Fernando Correque. El Gobernador Diego de Artieda Chirino y Uclés le otorgó la encomienda de Tucurrique.

Alonso Correque fue cacique mayor de los Huetares de Occidente a finales del siglo XVI. Era hijo o pariente cercano del cacique mayor de los Huetares de Oriente Fernando Correque, hijo a su vez del cacique mayor El Guarco.

Posiblemente con el propósito de asegurar su fidelidad a la Corona y la sumisión de sus vasallos, el Gobernador Diego de Artieda Chirino y Uclés le adjudicó la importante encomienda de Tucurrique, pueblo donde se habían asentado los principales caudillos y señores de los huetares de oriente. Esta encomienda había sido adjudicada a Pedro de Ribero por el Gobernador interino Alonso Anguiciana de Gamboa, quien carecía de facultades para tal otorgamiento. Sin embargo, en 1590, al resolver sobre una demanda judicial formulada por Ribero, el Gobernador interino y juez de comisión Juan Velásquez Ramiro de Logrosán dispuso despojar de la encomienda a Alonso Correque, sobre la base de que un cristiano nuevo no podía ser encomendero, y la devolvió al accionante. No se tienen noticias de la vida posterior de Alonso Correque.

Antonio Carebe fue un cacique del pueblo indígena de Tariaca, en la región llamada Tierra Adentro, Costa Rica, a principios del siglo XVII. Se sublevó contra la autoridad española en 1615, durante la gobernación de Juan de Mendoza y Medrano. Una fuerza encabezada por el capitán Juan de los Alas marchó a reprimir la insurrección, venció a los indígenas y apresó a Antonio Carebe. Varios indígenas fueron condenados a muerte y otros castigados severamente.

Siglo XVI
Caciques y reyes indígenas de Costa Rica mencionados en el recuento del recorrido del capitán Gil González Dávila por la vertiente del Pacífico (1522):

• Burica
• Osa
• Boto
• Coto
• Guaycará
• Alorique
• Carobareque
• Arocora
• Zaque
• Cochira
• Cob • Huétara
• Chorotega
• Gurutina
• Chomi (Chomes)
• Pocosi, Paro
• Canjén
• Nicoya
• Sapandi (Zapandí)
• Corevisí (Corobicí)
• Diriá
• Namiapí
• Orosí y
• Papagayo.

Otros caciques
• Nambí, cacique mayor de Nicoya, bautizado como Don Alonso.
• Coaza, cacique en la cuenca del Sixaola.
• Camaquiri, cacique en Suerre.
• Cocorí, cacique en Suerre.
• Garabito, cacique mayor de los Huétares de Occidente.
• Coyoche, cacique
• Corrohore, cacique de Quepo.
• El Guarco, cacique mayor de los Huétares de Oriente.
• Correque, cacique mayor de los Huétares de Oriente, bautizado como «don Fernando Correque, señor y encomendero de Tucurrique».
• Don Alonso Correque, señor y encomendero de Tucurrique.
Caciques mencionados en el otorgamiento de encomiendas hecho en 1569 por el gobernador Pero Afán de Ribera y Gómez:
• Cacique Garabito
• Taboba, cacique de Puririce.
• Yabécar, cacique de Uxú.
• Xarcopa, cacique de Orosi.
• Boquinete y Narigueta, caciques de Aoyaque.
• Xalpas, cacique de Bexu.
• Toraba, cacique de Uru y Turriu.
Siglo XVII
• Darfima, señor de Usabarú
• Don Diego Garabito, cacique de los huétares, alcalde de Turrialba.
• Don Juan Quetapa, cacique de Parragua.
• Don Antonio Carebe, cacique de Tariaca.
• Coreneo, cacique de Tierra Adentro.
Siglo XVIII
• Pablo Presbere, cacique de Suinse.
Siglo XIX
• Chirimo, rey de Talamanca.
• Santiago Mayas, rey de Talamanca.
• Birche, rey de Talamanca.
• William Forbes, rey de Talamanca.
• Antonio Saldaña, rey de Talamanca.

1 comentario:

Unknown dijo...

Tienes algo de información sobre la vida de las sociedades cacicales del siglo XVI en Costa Rica.
Por Favor, es porque estoy tratando de hacer una tares del INA

Muchas Gracias