En 1873, William M. Gabb describió con detalle una vivienda cónica Bribrí (U-suré): “Las casas de los Bribrís son generalmente circulares, de treinta a cincuenta pies de diámetro y casi del mismo alto. Compónense de varas largas, que parten desde el suelo hasta la cúspide. Descansan estas en un anillo de mimbres o bejucos, atados en rollos, de ocho o diez pulgadas de espesor y descansando sobre una serie de horcones verticales clavados en el suelo en un círculo como una tercera parte menor que la circunferencia exterior de la casa. Encima de este anillo, si la casa es grande, hay uno o dos más, según su tamaño, que no descansan sobre horcones, sino que están sujetos a las varas oblicuas.
El todo se techa espesamente con hojas de palmera y concluye en la cúspide de una vasija vieja de barro, para evitar goteras. No hay más que una sola abertura en la casa y es una puerta grande, cuadrada, que se deja en uno de los lados. Sobre la puerta se construye algunas veces un pequeño cobertizo para impedir que penetre la lluvia. El interior es siempre muy oscuro”
Los Bribrís y Cabécares conciben el universo como una gran casa coníca, constituyendo el cielo (la bóveda celeste) el techo de dicha casa. La forma cónica fue dada por Sibö al cubrir y techar la gran casa universal. Imaginariamente, esta casa se prolonga subterráneamente en forma invertida, donde existen otros mundos habitados por otros seres. En el nadir se halla el mundo de Surá, según algunas versiones. Su concepción es entonces un modelo bicónico, donde el universo está concebido como formado de dos casas de tipo cónico opuestas y con una base común, una superior y otra inferior, y cada una dividida en cuatro capas, niveles o «planetas» que integran el espacio con el tiempo.
El Nopatkuo equivale a este universo dividido en ocho espacios u ocho tiempos, donde los indígenas se encuentran en el centro de la base común de ambos conos. Para los Bribrís y Cabécares la capa o nivel donde habitan es un gran disco rodeado por el mar (Wilson 1974; Bozzoli de Wille 1987)), de tal manera que las capas superiores e inferiores están estructuradas de una forma similar. Las estrellas (békuo) son los extremos de los bejucos que amarran la estructura de la gran casa cónica. Cada uno de los nudos (amarras) de la estructura es un bejuco o serpiente, y las estrellas que se observan en el cielo son las cabezas o bigotes de esas serpientes. Según Mario Nersi de Amubri (citado por González Chaves y González Vásquez 1989): “Cuando alguno de esos nudos del cielo se desamarra, observamos bien la serpiente que viene hacia abajo con todo y su cola (ejemplo: estrellas fugaces). Sin embargo, hay unos inmensos murciélagos en el espacio que se las tragan; ya que si esas serpientes cayeran nos quemarían”.
Otra narración, recogida por Stone (1961), dice: “Cuando Sibö comenzó a hacer del cielo su casa, necesitó un bejuco para amarraría. Una gran culebra con bigotes largos vivía debajo en el Este. Sibö mandó cinco hombres con su bastón hecho de su cordón umbilical. Cuando el sol estuviera caliente le preguntarían a la culebra cómo dormía. Como les dijo que cuando tenía los ojos abiertos ella dormía, la miraron de cerca para saber cómo estaban los ojos. Posiblemente los tenía abiertos, porque le arrancaron un enorme pelo del bigote, con el cual Sibö amarró su casa, y cada nudo fue una estrella”
Como se puede apreciar, las amarras empleadas para construir la estructura de las viviendas quedan colgando y, con una viva imaginación como la que estos pueblos poseen, se les puede ver como culebras con bigotes. Las culebras son identificadas como las estrellas (békuo), y los bigotes de las culebras como los rayos del sol.
En su mitología, los niños huracanes tiran de los bigotes (rayos de luz) del Señor Sol cada mañana, con el propósito de despertarlo.
La casa cónica Bribrí (U-suré) tiene en su cúspide una vasija vieja de barro, la cual viene a ser una cabeza simbólica (masculina). Se piensa que la casa homóloga subterránea, dominio de Surá, tiene también en su cúspide otra vasija de barro o cabeza simbólica (femenina). El eje central sería la unión entre ambas. Se tiene entonces, que la casa es la unión de lo masculino y lo femenino, de Sibö y Surá, del cielo y la tierra (incluyendo lo subterráneo), del sol y la luna (lo claro y lo oscuro) y de una serie de ideas complementarias.
Se puede decir que hay un «Principio de oposiciones complementarias»: cada fenómeno u objeto tiene su parte opuesta invisible pero esencial. Esto lleva a la cosmovisión talamanqueña, donde el Universo es la gran casa cónica de Sibö con su complemento subterráneo. En la cosmovisión talamanqueña está también implícito un “principio de autosimilitud”: existe simetría bajo la escala, o sea, el hecho de que cada pieza es geométricamente similar al todo. En este sentido se tiene que el universo es similar a la montaña, ésta al «templo», éste a la casa y ésta al hombre. Se podría incluso hablar de una estructura «fractal». Se debe tener presente que la vivienda de Sibit (el Cosmos) es entonces «el gran huevo cósmico», un lugar de protección, un «útero materno».
La cosmovisión talamanqueña puede relacionarse (aunque sea hipotéticamente) con algunos conceptos de cosmología relativista en su caso más simple, el espacio-tiempo de Mikowski. Un suceso es algo que ocurre en un lugar dado y en un instante específico de tiempo. Se puede describir con cuatro coordenadas: tres espaciales y una temporal. En relatividad no se hace una distinción entre ellas, como tampoco lo hacen las tribus talamanqueñas, y un suceso se especifica en un espacio cuadrimensional llamado espacio-tiempo.
Cuando la luz se expande desde un suceso dado, forma un “cono” tridimensional en el espacio-tiempo, el cual se conoce como «el cono de luz futuro del suceso». Es el conjunto de todos los sucesos que pueden ser afectados por el suceso dado. De forma similar se puede visualizar “el cono de luz pasado del suceso”, que incluye todos los sucesos desde los cuales la luz puede alcanzar el suceso dado. Los sucesos que ocurren en la región del espacio- tiempo afuera de ambos conos de luz (futuro y pasado) no pueden ser afectados por el suceso dado ni afectar a éste. Uno de los problemas matemáticos más importantes que afectan a la interpretación física de los modelos de universo de la relatividad general, es el hecho de que la métrica geométrica (la solución de las ecuaciones de campo de Einstein) no es una métrica en el sentido topológico, esto es, no es algo que permite medir distancias en el sentido físico. La repercusión en la interpretación física de los modelos cosmológicos así creados es inmediata. En ellos no se puede decir si dos objetos están cerca o lejos uno del otro. Para evadir este problema se introduce la llamada construcción de Penrose, en la cual se compactifica el espacio-tiempo adicionándole una frontera. El encontrarse en esta frontera significa “estar lejos de...” Bonatti (1981) introdujo la esfera celeste en relatividad general, mediante la definición de un nuevo tipo de transporte independiente de la trayectoria de vectores nulos. Esta nueva esfera celeste tiene la topología S2xR, es decir, una esfera celeste a lo largo del tiempo.
Las estrellas en esta nueva estructura ya no están representadas por puntos, sino que se representan por los generadores del cono de luz en el infinito. La recuperación de la visión clásica se logra por medio de cortes, o sea, esferas. Utilizando la parametrización canónica de la esfera, es posible definir horizontes. La representación geométrica se puede relacionar fácilmente con las visiones del cosmos de los Bribrís y Cabécares.
La región de Talamanca posee la propiedad de que en 45 Km. horizontales se alcanza una altitud de 3.800 m., lo cual impidió su conquista por parte de los españoles (no se podía utilizar caballería). Además, se observa que se encuentran cerca de tres o cuatro distintos tipos de suelo desde el nivel del mar a las partes altas. Como es un pueblo casi exclusivamente agricultor, pareciera que esto los ha influenciado muchísimo. Todo esto apoya el por qué se representa el cosmos con un modelo bicónico de casa-universo dividido en 8 secciones.
De lo anterior, se sugiere la siguiente relación entre la cosmovisión talamanqueña y el modelo cosmológico:
Cubierta de la casa cósmica Cono de luz en el infinito (esfera celeste)
Amarras de la casa (culebras) Generadores del cono de luz en el infinito
Además, se propone la idea de que la vivienda tradicional talamanqueña sirve, o sirvió, como un “planetario” donde se enseña, o se enseñaba, a las nuevas generaciones los secretos del universo.
Actualmente, debido a los efectos de la transculturación y a la alteración del medio ambiente, las construcciones de las viviendas tradicionales han ido decreciendo y, consecuentemente, su utilización como «planetarios» prácticamente ha desaparecido.
Javier Bonatti y Walter Fernández
Laboratorio de Investigaciones Atmosféricas y Planetarias Escuela de Física,
Universidad de Costa Rica
Referencias
BONATTI J., 1. 1981 Lichtablenkung uná Aberration in der Schwarzschild Raumzeit, Diplomarbeit Max-Planck Institut Munich.
Bozzoli DE WILLE, M. E.1987 Una versión de la historia talamanqueña del origen del mar. Primer Seminario de Tradición e Historia Oral, Universidad de Costa Rica, San José (mimeografiado).
GABB, W. M. 1875 On the indian tribes and languages of Costa Rica. Proceedings of American Philosophical Society, 14: 483-602. (Traducido en 1969. Tribus y lenguas indígenas de Costa Rica. Revista del Archivo Nacional, 33: 303- 486).
GONZÁLEZ CHAVES, A. y F. GONZÁLEZ VÁSQUEZ 1989 La Casa Cósmica Talamanqueña y Sus Simbolismos. Editorial de la Universidad Costa Rica y Editorial Universidad Estatal a Distancia, San José, 174 Pp.
HARTMAN, C. V. 1991 Arqueología Costarricense. Editorial de la Universidad de Costa Rica, San José, 133 Pp.
STONE, D. Z. 1961 Los Tribus Talamanqueñas de Costo Rica. Editorial Antonio Lehmann, San José.
WILSON, J. L. 1974 Una leyenda Bribrí: El verdadero origen de la tierra y del mar. América Indígena, 34 (2): 419-422.
6/11/07
LA CASA COSMICA TALAMANQUEÑA Y SUS SIMBOLOS
en 12:38 Publicado por Rykardho
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