3/1/11

EL DESEMPLEO INDIGENA

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) dio a conocer hace unos pocos días los resultados de la última Encuesta de Hogares, la cual revela como uno de sus principales datos que el desempleo abierto cayó durante este año.
Los estudios demuestran que la tasa de ocupación pasó del 55,4% que se registró el año anterior al 54,8% en el presente, mientras que la de desempleo pasó del 8,4% en 2009 al 7,3% en 2010. Estas cifras inversas se obtienen porque, pese a que el empleo aumentó, no fue lo suficiente para dar trabajo a toda la nueva población que así lo requería.
Un ejemplo de estas zonas no reflejadas son las territorios indígenas, donde el modo de subsistir es la agricultura o la artesanía. Sin embargo no dejan una remuneración justa ni emplean a todas las personas que necesitan laborar.
En otras palabras, pese a que de un año a otro se crearon más de 22 mil nuevas plazas, no fueron suficientes para todos aquellos nuevos oferentes que requerían tener trabajo y los que estaban sin hacer nada.
El estudio ha sectorizado la desocupación laboral por regiones y los salarios que se pagan en diferentes sectores. Sin embargo los datos no han sido muy concretos, al menos los publicados sobre ciertos lugares o poblaciones determinadas de nuestro territorio.

Es más, éstos no podrían llamarse empleos directos, pues son por temporadas y dependen mucho de las condiciones climáticas y los escenarios de mercado, que por lo general son muy desfavorables. Aunque, claro, la mayor parte de la producción agrícola es de subsistencia.
Hace poco recibimos una carta que procede de Suretka, en Talamanca, firmada por el dirigente Abelardo Torres, donde más que una comunicación es un S.O.S para los pueblos autóctonos.
Indica la nota que el desempleo se acentúa en las personas mayores y los jóvenes. Pone de ejemplo a los indígenas que tienen más posibilidad de conseguir trabajo como aquellos que están en el colegio, pero éstos tampoco son empleados en los meses de vacaciones, desaprovechando un tiempo importante en el que podrían ayudarles a sus familias. Casualmente por la falta de fuentes de trabajo.
La situación se complica más a medida que se va adentrando en las montañas, pues en estas zonas las posibilidades de trabajo disminuyen considerablemente y es ahí cuando a los indígenas no les queda más que sembrar marihuana, que cambian por algunos granos y artículos de primera necesidad.
Uno de sus párrafos de la nota describe la realidad: “La mayoría vive en lugares lejanos, son de escasos recursos, lo que los limita hasta en la preparación académica para obtener un empleo. Es preocupante ver que a nadie le importen nuestros niños y jóvenes indígenas que se están perdiendo en la delincuencia, solo porque no hay voluntad política y social en apoyarnos con un granito de arena para salir adelante. Casos particulares que están siendo afectados son los territorios indígenas de Talamanca Bribri, Talamanca Cabécar y Alto Telire”.
Pese a que esta carta procede de Talamanca Bribri, sabemos que esta situación se repite en la mayoría de las reservas indígenas en todo el país y que requieren las mismas soluciones, y todas urgentes. Por eso nos sumamos a la petición que realizan los indígenas, a través de nuestro medio, a la ministra de Trabajo y Seguridad Social, doña Sandra Piszk, para la creación de un plan estratégico, a fin de mejorar las condiciones laborales en las zonas indígenas. Estamos claros en que urge todo un plan a mediano y largo plazos.
Acción a la que no dudamos la funcionaria por su alto nivel de responsabilidad le pondrá atención y en la que consideramos será clave la coordinación con el Ministerio de Agricultura y Ganadería, institución en la que también se tiene grandes expectativas. El principal capital de los indígenas es su tierra y sus conocimientos en siembras.
Lo importante en este tema es que los indígenas no están pidiendo nada regalado, solicitan que el gobierno les ayude a crear fuentes de trabajo para de esa forma ganarse el sustento.

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