14/11/08

Denuncian actividad minera de extranjeros en reserva indígena de Costa Rica

Por Arturo Gudiño
San José (AFP). Organizaciones ecologistas y dirigentes indígenas emplazaron al gobierno para que investigue denuncias por la supuesta presencia de extranjeros que habrían instalado campamentos ilegales en Alta Talamanca, una montaña de selva en el sur de Costa Rica, para buscar minerales.
La Federación Nacional para la Conservación del Medio Ambiente (Fecon) indicó que los extranjeros en Talamanca fueron detectados por los indígenas desde julio de 2006 cuando helicópteros comenzaron a sobrevolar la zona y posteriormente trabajadores talaron cerca de una hectárea de bosque para instalar un campamento.
Según Fecon, un supuesto ciudadano noruego identificado como Helge Haaversene es quien estaría realizando las exploraciones en busca de minerales.
"Los indígenas de Talamanca dicen que hay campamentos y que están sacando muestras, constatamos que están botando partes en la montaña, durante una gira que hicimos a fines del año pasado", dijo a la AFP Mauricio Alvarez, uno de los activistas de Fecon.

Talamanca es el cantón más grande de Costa Rica, con 50.900 km2 (5% del territorio nacional), de los que el 55% corresponde a Parques Nacionales de Chirripó, la Amistad y Cahuíta, un 31% son reservas indígenas (Kekoldi, Talamanca Bribrí, Talamanca Cabécar y Telire), un 2% al Refugio de Vida Silvestre Gandoca Manzanillo y un 12% a áreas no protegidas.
El pueblo indígena Bribri, que habita la zona, "guarda celosamente recursos geológicos, biológicos y agua. Desde siempre las compañías mineras han querido esos recursos", señaló Fecon.
Según Fecon, el ciudadano noruego invirtió este año alrededor de 40.000 dólares, de cara a unos comicios en los que se nombrará la directiva de una asociación indígena en julio próximo. "Este oscuro personaje noruego está trabajando en base a la necesidad y el hambre de la población para comprar y dividir a las comunidades", denunció la federación medioambiental.
Fecon afirmó que los indígenas de Talamanca aseguran que Haaversene tendría relación con el presidente de Panamá, Martín Torrijos, y con el ministro de la Presidencia de Costa Rica, Rodrigo Arias, aunque Alvarez aclaró a la AFP que la federación no tiene pruebas de que eso sea así.
Señaló que según los indígenas el extranjero busca todo tipo de minerales, entre ellos oro, uranio o cobre, así como petróleo y esmeraldas.
Fecon señaló que "algunos vecinos de la comunidad de Amubri reconocen al noruego como un benefactor pero también advierten que este extranjero reactivó hace pocos meses una cooperativa indígena llamada Coopetauyulok, que significa 'buscando el oro'".
Alvarez dijo que los indígenas y los ecologistas piensan pedirle cuentas al gobierno de Oscar Arias próximamente, pues se tiene proyectada una reunión del Consejo de Gobierno en ese cantón, donde la pobreza campea, pese a ser una de las regiones ecológicas más ricas del país.

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13/11/08

Problemas fundamentales que afectan a los pueblos indígenas

La pérdida de los territorios, y del dominio territorial de muchas extensiones de sus tierras de manos de personas no indígenas, es el problema vital de estas comunidades.
Pero como un verdadero corolario de esta situación, se presentan asimismo problemáticas conexas, tales como la implantación de sistemas educativos, de esquemas ideológico-políticos, etc. Todo lo cual redunda en la pérdida de la identidad cultural.
Hoy los indígenas sufren problemas de toda índole, que afectan directamente su concepción del mundo. Sus prácticas tradicionales siguen siendo negadas, cuando no perseguidas, como es el caso de la medicina tradicional, las creencias religiosas autóctonas, y las costumbres sociales.

Si bien en algunos pocos flancos se advierten signos de mayor tolerancia por parte de los representantes de la sociedad dominante (autoridades administrativas, funcionarios judiciales, etc.) hacia las costumbres de estos pueblos, en general se mantiene el trato integracionista como característica de las relaciones indígenas-no indígenas, o indígenas-instituciones de la sociedad no indígena.

LA TIERRA:
En general, las comunidades indígenas sufren el flagelo de las usurpaciones por parte de personas individuales, grupos o grandes empresas.
La legislación vigente ha mostrado su ineficiencia en la resolución de este tipo de asuntos, y las autoridades nacionales no se han interesado en procurar soluciones reales y estables a la problemática.
Situaciones inconcebibles ejemplifican muy bien el papel de la ley en la resolución de este tipo de situaciones relacionadas con los derechos territoriales. Así se puede enunciar el caso de que desde el año 1977 la Ley indígena dispuso que las tierras que fueron declaradas Reservas Indígenas que se mantenían inscritas a nombre del Instituto de Desarrollo Agrario (IDA) debían ser traspasadas a las propias comunidades indígenas (artículo 9 Ley indígena), y aún hoy tales traspasos no se han efectuado.
Pero en esta misma línea, pese a que la Ley Indígena enseña en su propio numeral 5, que en caso de que existan usurpaciones contra las tierras indígenas, la autoridad administrativa estarán en la obligación de erradicar este quebranto, actualmente muchas de las reservas indígenas mantienen en sus jurisdicciones hasta un 80% de sus áreas en posesión de personas no indígenas.
Cuando la Ley Indígena consagró que este tipo de propiedad se regiría por una forma de titularidad comunal y posesión individual (artículo 3 Ley indígena), se dispusieron normativas que pretendían crear sistemas de financiamiento en favor de los indígenas, pero esta circunstancia nunca se dio, por ello actualmente muchos indígenas recurren a la venta de sus tierras a personas no indígenas por razones económicas.
También cabe citar que en virtud de razones constitucionales, en muchos casos la ley previó (artículo 5 Ley indígena) que las personas no indígenas que tuvieran propiedades inscritas en estas zonas, o que fueran "poseedores de buena fe" en las mismas, serían indemnizados para efectos de dejar estas áreas como tierras de uso exclusivo para los indígenas, sin embargo el fondo que en la ley se fijó nunca fue girado en su totalidad en los períodos que la normativa indicaba.
Como se puede inferir, en lo que respecta al asunto de la tenencia y disposición de la tierra, en el sistema jurídico nacional no existe normativa que tutele efectivamente el derecho de los indígenas, y no hay voluntad política de parte de las autoridades de hacer cumplir las disposiciones jurídicas relacionadas con esta realidad.

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¿Se puede regalar la génesis de un pueblo a las trasnacionales?

Por Guillermo Quirós Alvarez oceanógrafo.
Nuestra historia patria inicia a la llegada de los europeos y olvida las raíces precolombinas. Por ello la mayoría de nuestro pueblo desconoce el texto del Génesis en la tradición oral BríBri. Algunos párrafos me interesa destacarlos:
“ ….Sibö trajo las primeras semillas. Nosotros los indígenas vinimos como semillas a este mundo. Sibö nos trajo de allí abajo donde nace el Sol. El trajo cuatro grupos de semillas, cuatro bancos y dos ollas.
Los bancos están en Suláyöm y su colina se llama SuLáyibi. Allí está la semilla original que se llama Sulayabi; ese era el rey de la semilla; la piedra … en forma de piedra y también semejante a un diablo. Cuando El celebró la fiesta en ese tiempo El les dio nombre a los cuatro grupos de semillas; a los reyes llamados usekölpa, a los jtsököLpa, a los cantores y los otros eran semillas como twariwak, bubuLwak y otros. Por eso los bribris nacimos en Bribrikta y SuLayöm…. Allí aparecimos, por eso allí hay piedras como animales, caimanes, árboles como personas.
Sibö a cada semilla le dio un nombre diferente. Estos eran los nombres de los clanes…”.

Observe como a diferencia de las religiones asiáticas, el hombre deriva desde la semilla y no desde el barro. La Madre Tierra da fertilidad a la semilla y es a partir de esta unión que se origina la vida humana. En la variedad de la semilla reside la variedad de los hombres (etnias). De allí se deriva la concepción filosófica indígena de respeto y armonía con la naturaleza –su madre-; y de un desarrollo que hoy llamaríamos ecológico o sustentable.

Qué podrán pensar las etnias indígenas de que el Gobierno de todos apruebe leyes donde a la esencia de la creación –en libertad por excelencia- se le entregue a un propietario? Donde se trasladen sus semillas a grandes transnacionales y se depositen en fríos bancos de germoplasma a miles de kilómetros de su Madre Tierra?. …! Una verdadera tragedia!

Una razón más para detener las leyes de implementación que amenazan lo más sagrado de quienes nos antecedieron en esta bendita tierra.

Defendamos sus valores esenciales. ! No les fallemos de nuevo!

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Indígenas de Costa Rica se oponen a un nuevo proyecto hidroeléctrico

21 de febrero del 2008
Tomado de soitu.es

San José.- Los grupos indígenas del sur de Costa Rica anunciaron hoy que se oponen a la construcción de un proyecto hidroeléctrico valorado en 1.850 millones de dólares, debido a que causará daños al medioambiente y la cultura.
Representantes de los territorios indígenas del sur de Costa Rica, donde viven unos 15.000 pobladores, afirmaron que están en contra del Proyecto Hidroeléctrico Diquís.
Representantes de los territorios indígenas del sur del país, donde viven unos 15.000 pobladores, afirmaron hoy en conferencia de prensa, que están en contra del Proyecto Hidroeléctrico Diquís (PH Diquís) y exigieron al gobierno efectuar una consulta en esas zonas.
Jehry Rivera, miembro de la asociación cultural indígena de Térraba, afirmó que la construcción de la planta de energía traerá consigo graves consecuencias al medioambiente, además de que inundará 200 sitios arqueológicos y 800 hectáreas de territorios ancestrales.

"El ICE ha hecho una mal llamada consulta en los pueblos, pues solo nos ha informado de las cosas buenas y no de las consecuencias negativas. Ha sido casi como una propaganda en la que nos dicen que habrá empleos y turismo", dijo Rivera.
El PH Diquís, que se construirá en la cuenca del Río Térraba, es uno de los proyectos claves del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), monopolio estatal de telecomunicaciones y electricidad, pues tendría la capacidad de generar 630 megavatios de energía limpia.
A inicios de este año el Poder Ejecutivo emitió un decreto en el que declaró el proyecto hidroeléctrico de interés nacional, debido a que permitiría cubrir la demanda nacional de las próximas dos décadas y exportar una parte de la energía.
Durante este año está planificado que se realicen las perforaciones, estudios de suelos y otras actividades técnicas, para iniciar el proceso de construcción en enero de 2009, el cual tardaría unos cinco años.
Actualmente, el 80 por ciento de la electricidad que consume Costa Rica es producida por plantas hidroeléctricas, mientras el restante 20 por ciento se divide en plantas de combustible, eólicas y geotérmicas.
Según los representantes indígenas, la construcción de la planta Diquís abriría unos 5.000 empleos, pero esto dista mucho de lo que ellos desean, que es un plan de desarrollo de los pueblos indígenas más integral.
Además, afirman que el no haberles consultado atenta contra sus derechos humanos y tratados internacionales firmados por Costa Rica, que están relacionados con la protección de las comunidades ancestrales.
Los representantes aborígenes afirmaron que acudirán a todas las instancias legales del país para evitar la construcción de la planta y de no conseguir resultados en su favor, demandarían al Estado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
"Tenemos años de luchar por nuestro medioambiente y este proyecto será un monstruo más que se comerá a nuestra madre tierra y la diosa agua que nos da sustento a nosotros y nuestras futuras generaciones", expresó Cristino Lázaro, un anciano indígena.

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MILES DE INDIGENAS SUFREN PENURIAS, DESNUTRICION Y ABANDONO

Imagínese que usted debe caminar durante ocho días seguidos cargando un bebé, en medio de una lluvia incesante, y la única forma de cruzar un caudaloso río es mediante un tronco resbaloso, sin barandas para sostenerse. Quizás le parezca que esta escena corresponde a alguna película, pero, para miles de indígenas que habitan en las espesas montañas de Talamanca, así es su vida.
Se trata de una triste realidad que muchos costarricenses no conocen, y que se desvanece entre la algarabía del fútbol, la política, la farándula, la moda y tantos otros desvelos de nuestra sociedad.
El lunes pasado, Adelinio Jiménez, su esposa, Percifes Murcia, y su pequeña hija, Rosalba, de 2 años, murieron ahogados cuando una cabeza de agua los arrastró mientras intentaban cruzar el río Schiquiali, en Alto Chirripó.

Muchas carencias
Pero la falta de buenos puentes no es la única amenaza que enfrentan nuestros indígenas. Niños desnutridos, enfermedades, alcoholismo, mala alimentación y difícil acceso a los sistemas de salud y educación son algunos de los problemas que aquejan a estos costarricenses.
"Uno encuentra aquí chiquitos tan desnutridos, que se parecen a los de Somalia. La gente no cree que esto esté sucediendo en nuestro país", afirma el doctor Mauricio Ureña, quien trabaja para la Caja Costarricense de Seguro Social como coordinador de la Sub área de Talamanca. Durante ocho años, Ureña ha trabajado de cerca con la población indígena en sitios como Bríbri, Piedra Meza y Alto Telire. En Telire hay casi 20 mil hectáreas, y los indígenas que bajan a vender sus productos para conseguir comida, deben caminar con su carga hasta 14 días. "En todos estos años no he visto que exista un avance significativo para ayudarle a esta gente. Los gobiernos no han asumido la responsabilidad que les corresponde", agrega Ureña.
Según datos proporcionados por la UNICEF, nueve de cada diez habitantes en territorios indígenas son calificados como pobres. La mortalidad infantil presenta una tasa de 18,5 por cada mil bebés nacidos vivos, casi el doble del promedio nacional. Y el porcentaje de analfabetismo es de 26,6 por ciento, muy por encima del que existe en el resto del país (4,8 por ciento).
"Los pobladores en la montaña no están vacunados, toman agua sucia y se llenan de parásitos. Muchas veces, mueren niños y nadie se da cuenta", comenta Ureña por teléfono desde Bríbri. "Mire, esta gente es muy buena y quizás esto suene muy cruel: aquí, cuando un chiquito nace enfermo, sus padres piensan, incluso, en matarlo, porque, con las pésimas condiciones de vida que tienen, eso es una carga casi imposible de soportar".
La mayoría de la población indígena del país es campesina, y sobrevive gracias a sus cultivos y a la cría de animales domésticos. Pero ¿se imagina usted lo que es caminar durante varios días para salir a vender unos pocos racimos de plátano y algún cerdo?
En Talamanca también es común ver a niños con profundas heridas infectadas en su cuerpo, causadas por el piquete del papalomoyo. No en vano, a este mal se le llama "lepra de la montaña".

SOLIDARIOS
"Nosotros hemos encontrado chiquitos sin pedazos de oreja o nariz, con unas heridas tan horribles, que dan ganas de llorar", afirma Ana Yancy Saborío, una ama de casa de Alajuela que fundó la Asociación Pro Indígena de Talamanca. Saborío es una de las muchas personas que se han unido durante los últimos años para ayudar a los indígenas del país.

El miércoles pasado, ella regresó a Alajuela con un niño en sus brazos. El pequeño Gerald es de la remota zona de Piedra Meza, padece de parálisis motora y estaba a punto de morir por una profunda desnutrición. "Ahora está en el hospital de Alajuela y lo tratan como un rey, pero pasarán varios meses hasta de que se recupere y pueda volver con su familia", explica Saborío.
Por su parte, Soley Picado pertenece a un grupo de seis voluntarias que viajan, varias veces al año, hasta la comunidad de Brazo de Oro de Cabagra, al sur del país. Ellas les llevan a los indígenas ropa, botas de hule y alimentos que compran con el dinero de donaciones y de las rifas que hacen cada mes.
"Hay pobreza y explotación. Muchos indígenas trabajan todo el día y reciben como pago un litro de leche", dice Picado.
Sus palabras son el testimonio de una Costa Rica que muchos desconocen o no quieren ver.

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ECOTURISMO INDÍGENA COMO ALTERNATIVA DE REINVINDICACIÓN ÉTNICA.

El Ecoturismo Indígena consiste en el manejo de los recursos naturales y culturales al interior de los valores filosóficos, también permite una recreación, educación e intercambio de experiencias en agricultura orgánica y ecológica con otros pueblos o culturas, guardando el respeto a las expresiones étnicas, a sitios arqueológicos, lugares sagrados, cosmovisión y a la biodiversidad.
El Ecoturismo como desarrollo sustentable en las comunidades, es reconocido en todas partes del mundo como el desarrollo socioeconómico que postula la utilización de los recursos para la satisfacción de las necesidades tanto de las generaciones actuales como futuras en una población determinada.

EL ECOTURISMO COMO DESARROLLO SUSTENTABLE DE LAS COMUNIDADES
Tradicionalmente el ecoturismo se ha entendido como la modalidad turística encaminada a un beneficio económico de las comunidades y sus recursos naturales y principalmente el desarrollo de la parte viva y cultural de los ecosistemas que lo constituyen las personas de dichas comunidades.

En el caso particular de los pueblos indígenas el ecoturismo constituye hoy por hoy el mismo esquema de turismo tradicional en el sentido de que los indígenas son uno de los principales atractivos por sus particularidades en la manera de vivir, de vestir y principalmente su cosmovisión; pero han sido tomados únicamente como objetos de atracción turística y no como sujetos de la empresa ecoturística.

Por tal motivo en 1999 con motivo de la primera reunión de “Diálogos Indígenas”, en Wassenar Holanda, los delegados indígenas de varios continentes discutimos arduamente sobre las posibilidades de cambiar el enfoque del ecoturismo y la forma en que beneficiara directamente a las comunidades.

Fue entonces como surgió la idea de organizar en las instituciones indígenas de base para que las comunidades se constituyeran en las administradoras, promotoras y principalmente las empresarias de la actividad ecoturística. De esta manera se estaría cambiando el enfoque tradicional del turismo por un enfoque renovador y reivindicativo en el cual los pueblos indígenas son sujetos de todas las actividades empresariales.

Para el efecto distintos pueblos en diferentes continentes han iniciado un trabajo de organización y legislación en este sentido, en Centro América el ejemplo más evidente lo constituye el pueblo Kuna de Panamá que ya cuenta con una ley propia para su comunidad.

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DESAPARICION DE LAS LENGUAS INDIGENAS DE AMERICA

En cinco siglos desaparecieron la mitad de las lenguas indígenas de América
Tomado de soitu.com


La mitad de las 1.500 lenguas y dialectos indígenas que existían a la llegada de los españoles a América ha ido desapareciendo a lo largo de los últimos cinco siglos, dijo hoy el vicedirector de la Academia Chilena de la Lengua, Gilberto Sánchez.
La mayor aportación de las lenguas indígenas al español se plasmó en una herencia léxica que refleja la visión del mundo que tenían los pueblos originarios.
Sin embargo, a diferencia de lo que sucedió en el caso del inglés o del francés, muchas palabras amerindias quedaron definitivamente incorporadas como préstamos al léxico del idioma español, explicó a Efe el profesor Sánchez Cabezas.
Ello se debió, probablemente, a que los conquistadores españoles se mezclaron con los pueblos originarios de América, lo que dio lugar al mestizaje de razas, lenguas, culturas y creencias, señaló este investigador chileno.
La mayor aportación de las lenguas indígenas al español se plasmó en una herencia léxica que refleja la visión del mundo que tenían los pueblos originarios.

Un ejemplo de ello es el nombre de Chile (derivado de "chili", un pájaro parecido al tordo), que es una de las 70 palabras de la fauna autóctona que junto a otras 115 palabras de la flora local se han integrado en el español procedente de las lenguas aborígenes de este país austral.
"El léxico indígena incorporado al español pone de manifiesto el carácter mestizo de América", sostuvo Gilberto Sánchez.
Aunque en las lenguas amerindias una palabra a veces equivale a una frase completa de un idioma europeo, su influencia no modificó la estructura morfológica del español estándar, agregó.

Las principales familias de las lenguas amerindias son arahuacana, caribe, mayas, yutoazteca, quechua, tupiguaraní y mapuche, explicó Gilberto Sánchez durante una conferencia sobre "El aporte de las lenguas indígenas al español".
A la familia arahuacana pertenecen 126 lenguas y dialectos que se hablan desde la península de Florida, en Estados Unidos, hasta la Patagonia, entre las que figura el taíno, que proporcionó la primera palabra aborigen incorporada al español -canoa-, junto con otras como hamaca y guacamayo.
De la rama caribe perviven actualmente medio centenar de lenguas que han legado palabras como cacique, caníbal y colibrí y que cuentan con apenas 40.000 hablantes repartidos por las Guayanas, Surinam, Venezuela, Brasil y Colombia.
El maya se subdivide en una veintena de dialectos que se hablan en México y Centroamérica, en tanto que la familia yutoazteca abarca 16 lenguas, la más importante de las cuales es el nahuátl, con un millón y medio de hablantes en México, y que ha legado voces como aguacate, cacahuate, chicle o tiza.
El grupo quechua abarca 60 lenguas muy distintas entre sí y algunas de ellas ininteligibles, que son habladas por diez millones de personas que habitan en Perú, Ecuador, Colombia, Bolivia, Argentina y Chile.
Las lenguas quechuas han hecho una gran aportación de préstamos al español, como mama, papa, cóndor, chirimoya, mate, puma y vicuña.
Del grupo del tupiguaraní, que posee unos 40 dialectos, proceden voces como jaguar, en tanto que a la familia mapuche pertenecen guata (panza), poto (nalgas), pino (pajitas de cebada o trigo) o pololo (mosca que revolotea, de donde viene el chilenismo pololeo, que quiere decir noviazgo).

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DERECHOS HUMANOS, ÉTICA Y PRÁCTICA ANTROPOLÓGICA

UNA REFLEXIÓN DESDE LA EXPERIENCIA CON MUJERES DE LOS PUEBLOS NGÄBE EN COSTA RICA
Ponencia presentada en el III Congreso Centroamericano de Antropología,
Universidad de Panamá, 28 de febrero al 3 de marzo de 2000.
Rocío Loría Bolaños rloria@cariari.ucr.ac.cr
Antropóloga Social, Investigadora en la Universidad de Costa Rica.

Presentación
La ponencia busca traer a la mesa una discusión con la cual nos ponemos en aprietos cada vez que toca dar señal respecto a las dinámicas de vida de algunas poblaciones y dentro de éstas, nos topamos con prácticas culturales que ya sea por propio resguardo del grupo social o bien, reacción ante nuestros propios estigmas, omitimos o minimizamos muchas veces en los relatos y etnografías.

La inclusión u omisión de aspectos de la cultura cuando los mismos tratan de situaciones adversas, cuya expresión social y sus efectos limitan y amenazan la vida de todas/os o una parte de las o los pobladores de un lugar determinado, es mi punto de partida para reflexionar sobre la justificación y/o el deber que como antropólogas/os tendríamos para dar razón o no de aquellos hechos culturales de los cuales llegamos a ser testigos, en tanto observadores y participantes.

Históricamente en el hacer antropológico, algunas prácticas culturales se han ignorado o tergiversado por los posibles efectos sociales (y por qué no, hasta personales) que su divulgación podría generar. La discriminación en contra de las mujeres y sus consecuencias en las distintas sociedades, es solo una de esas situaciones a los que hago alusión, y sobre la que particularmente planteo mi discusión.


Silenciamientos en la historia
Para nadie es desconocido que la discriminación genérica ha sido una práctica cultural desde la que históricamente han estado posicionadas las mujeres (en la diversidad de lugares, sociedades y culturas), la cual ha favorecido la ocultación de su condición y situación sociocultural. La visibilización de esta historia y de las situaciones a las cuales han estado sujetas, no se propicia sino por la participación de mujeres en espacios de producción de conocimiento y expresión, desde los cuales se plantea la necesidad de dar a conocer aquellos eventos que hasta entonces habían sido negados u ocultados por las oficialidades.

En este marco de reflexión-acción, desde la antropología también surge la atención por las mujeres en la disciplina, así como una revisión respecto al tratamiento y las interpretaciones que tradicionalmente se venían realizando en los informes etnográficos. Se plantea entonces, la necesidad de centrarse en la mujer en el sentido de estudiar y describir lo que realmente hacen las mujeres. La llamada antropología de la mujer y los denominados estudios de la mujer convergen en ésta propuesta. Estos vienen a señalar la necesidad de realizar una construcción histórica desde las mujeres, con lo cual se empiece a recuperar su presencia, los hechos y las circunstancias de las que son objeto, no obstante, queda claro que su inclusión no llega a resolver la invisibilidad analítica provocada hasta entonces.

La presencia o mención de las mujeres en los estudios antropológicos se caracterizaba, y aún sucede, por un patrón tradicional androcéntrico, desde donde se nombra la mujer en la familia, las relaciones de parentesco, las tareas y la organización económica familiar, es decir, en aquellos espacios donde es claro y admitido socialmente el papel femenino. No obstante, en el mayor de los casos, se llega a hacer omisión de aquellos acontecimientos relacionados a éstas prácticas y otros intrínsecamente relevantes para las mujeres, esto muchas veces porque los enfoques de las y los profesionales se basan en modelos masculinos de la propia cultura que buscan explicar los mismos masculinos en otras culturas, donde la consulta y la participación de mujeres en el proceso de investigación es ausente o muy parcializada. De esta manera, no se logra que el antropólogo o la antropóloga capte, oiga o entienda muchas especificidades de las mujeres, pues en el mayor de los casos la afinidad con el relato proviene de los modelos y personas (hombres) objeto de estudio, pero además donde la lectura de la realidad observada está condicionada a los intereses del observador.

En la antropología, la focalización de los estudios sólo sobre algunos grupos o sectores de la población es válida, así como la especialización en temas y situaciones particulares de una cultura; pero la ocultación de temas que siendo fundamentales dentro de la dinámica organizacional del grupo de estudio, y vinculados a los mismos aspectos específicos estudiados resulta importante de analizar, particularmente si éstos demandan una discusión necesaria de la población y de la cultura, por los efectos que generan y los controles que sobre algunas(os) establecen.

Esto particularmente ha sucedido en aquellos temas relacionados con la construcción simbólica y social del género y respecto a las relaciones sociales que de esta resultan, donde la desigualdad, la violencia y la exclusión generalizada contra las mujeres resultan prácticas complejas claramente instaladas en las distintas sociedades.


Hechos culturales que incomodan
Diferentes temas y prácticas sociales se llegan a obviar o minimizar, en su significado e impacto, al momento de dar cuenta respecto a la vida y cultura de poblaciones específicas. No es suficiente argumentar que los mismos se dejan de abordar por ser secretos de la población estudiada, porque los textos y experiencias antropológicas han demostrado a lo largo de décadas, que el o la antropóloga de una u otra forma logra llegar a temas y prácticas muy íntimas de las culturas, cuando se lo propone. Tampoco puede resultar siempre justificable, que se trata de elementos que escapan a la vista o el olfato antropológico del o la investigadora, aunque esto pudiera suceder. De ahí que llame la atención, porqué la omisión de algunos aspectos y eventos culturales o bien, su minimización al plantearlos, en el material etnográfico existente.

Si tradicionalmente se abordan temas tales como las relaciones de parentesco, las prácticas sexuales, los hábitos alimenticios e higiénicos, la organización económica familiar, los roles distribuidos por género, temas privados y que requieren al menos, la participación directa de quien investiga en los ámbitos familiares y de su relacionamiento directo e íntimo con la gente, es de esperar que situaciones inherentes a la subordinación por género, suscitadas desde esas prácticas, sean también identificadas; o al menos observadas en la investigación de campo.

Los textos existentes sobre algunos grupos, muchas veces carecen de información importante, respecto algunos problemas y situaciones controversiales, como son la violencia y la discriminación por género contra las mujeres. En algunos casos, parcialmente se menciona la distribución diferenciada de roles y oportunidades, por lo general como papeles asimétricos y distintos, pero difícilmente se señalan aquellas condiciones desiguales y discriminatorias que les legitiman y que culturalmente son reproducidos por el grupo a lo largo de su desarrollo vital.

Si bien es cierto, la discriminación, subordinación y opresión en las mujeres, han sido abordadas recientemente por espacios de mujeres sobre todo, a través de los estudios de la mujer y en investigaciones especializadas en la construcción sociocultural del género. Estas, en el mayor de los casos, se tratan de prácticas históricas que por mucho tiempo han existido, reproduciéndose y diversificando en las distintas culturas, más esa reproducción, legitimada social y culturalmente, se ha visto favorecida por el silenciamiento y la negación de los eventos. Aún, cuando hoy en día se reconozcan las mismas en nuestra cultura de origen, cabe recordar, que este tipo de prácticas no son solamente estrategias masculinas exclusivas de la occidental, sino cotidianidades del poder y el control patriarcal también de las "menos" occidentalizadas.

Para que esto se evidenciara, quizás ha sido necesario que las propias afectadas (las mujeres) tomaran la palabra para hablar de las otras cosas dentro de las culturas, de las cuales no se hablaba ni se decía nada, porque lamentablemente solo quienes viven esa experiencia histórica pueden denunciar las situaciones que les afecta y subordina, que les inhibe e invisibiliza como sujetos con realidades específicas y limitaciones concretas.

A lo largo de mi experiencia formativa y profesional, he tenido muchas dudas, tratando de entender por qué algunas cosas se abordan y otras no en los informes y estudios antropológicos, aunque vale señalar que éste no es un vicio exclusivo de ésta disciplina, sino una tendiente tradición en las ciencias sociales.

Al respecto, distintos han sido las observaciones y comentarios suscitados en el ámbito académico y en encuentros informales entre profesionales de la antropología, respecto a las prácticas observadas en diversos escenarios culturales, dentro de los cuales cito especialmente los pueblos indígenas. Para algunos el respeto a la diferencia cultural, pasa por no "inmiscuirse" en los problemas o temas escabrosos de las culturas. Otras/os, consideran que las relaciones observadas en distintos espacios culturales, no necesariamente significan subordinación y violencia, sino a lo mejor se trata de una asimetría culturalmente aceptada entre los miembros de ambos géneros y que probablemente contribuye al equilibrio social del grupo mediante cierta complementariedad genérica. También, hay quienes plantean como necesaria y urgente una revisión al manejo de ciertos temas en la práctica antropológica.

El caso desde el cual quisiera plantear la reflexión, está focalizado a mi experiencia con la población indígena ngäbe ubicada en Costa Rica. Desde mis primeras visitas a éstas localidades topé con múltiples acontecimientos que han ocupado mi atención, no solo por los hechos y las implicaciones de lo observado, sino además por las respuestas encontradas entre profesionales respecto a lo que el/la antropólogo/a debería o no reconocer a partir de lo observado.

La subordinación genérica en la cultura ngäbe
Tuve la oportunidad de insertarme a laborar con la población indígena ngäbe, desde hace aproximadamente 5 años y desde entonces he convivido con algunos pueblos localizados en el Pacífico sur del país. Al principio mi principal relacionamiento o contacto fue con la población masculina, porque como las mujeres no hablaban, y por "respeto" a su cultura, era de buen entendimiento hablar, coordinar y decidir con los hombres. En los espacios organizacionales, creía que no podía intervenir o mencionar tan siquiera, que las mujeres no hablaran, no comieran, no participaran en las discusiones y proyectos, que estuvieran fuera de los salones, también por "respeto" a la cultura. De alguna manera, eso se decía en la cátedra y se creía en muchas de las organizaciones o instituciones que trabajaban con esta población para entonces; supuse así que esas formas de proceder eran correctas, pero eso solo fue posible en un corto tiempo.

Conforme convivía en la cotidianidad de esa cultura, se manifestaban situaciones que difícilmente podía dejar pasar por desapercibidas: cuando las mujeres estaban fuera de un salón en el invierno con sus hijas e hijos soportando fuertes lluvias, o mientras los hombres solos deliberaban sobre las decisiones y necesidades de la comunidad; también cuando éstas servían los alimentos en sus casas y esperaban a que los demás repitieran para ver si quedaba algo que pudieran comerse después; o en muchas otras ocasiones en que soportaban hambres, dolores o simplemente el deseo de opinar, y un silencio obligatorio no les permitía exponer ni dar lugar a ninguna de sus necesidades.

En algún momento consideré que a lo mejor yo no observaba debidamente los hechos (es decir antropológicamente) o bien, que aquellas cosas sucedían así, natural y necesariamente, pues el acervo cultural del grupo contenía la suficiente sabiduría y experiencia para saber lo que hacía, practicaba y creía, a pesar de que pareciera muy extraño e injusto a mi propia percepción.

Tratando de entender más la cultura y el pensamiento ngäbe, he revisado textos de ésta y otras poblaciones, que nada o muy poco (levemente) tratan respecto a aquellas y otras situaciones observadas, la discusión pública también topó con resistencias y temores. Podría sospecharse que parte de mis interpretaciones fueran adversas a lo que realmente significaban o implicaban para la gente ngäbe, no obstante, el diálogo desarrollado con muchas de las mujeres me permite entender paulatinamente, que aún existiendo una tradición cultural en algunas prácticas instaladas dentro de esta sociedad, para muchas las mismas implicaban sufrimiento, dolor, preocupación, tristeza y humillación.

Desde el silencio, hay mujeres que soportan el maltrato, las amenazas constantes, el abuso sexual y psicológico, la exclusión patrimonial y de medios propios para subsistir, entre otras. La abnegación y la humillación son patrones obligatorios para las mujeres en la enseñanza ngäbe de muchas familias, las cuales probablemente han permitido que muchas situaciones y valores no lleguen a ser evidenciados ni expuestos por quienes las sufren. El silencio en estas mujeres muchas veces se ha interpretado desde fuera como algo cultural que no debe pasar a más, es decir del que no hay nada que decir ni pensar.

Algunos estudios han tendido a interpretar éste tipo de prácticas y valores como acordes al equilibrio ancestral o armónico de ésta y otras poblaciones indígenas, y bueno, quizás esto sea acertado para un sector de la población: los hombres. Si bien es cierto, pueden existir prácticas culturales que genéricamente sean complementarias y aceptadas entre hombres y mujeres, también existen otras de subordinación femenina y de violencia que afectan sistemáticamente el potencial humano y el desarrollo personal de muchas mujeres, aún cuando sean sutilmente invisibilizadas.

Entonces, qué ha permitido la ocultación de temas como estos desde la antropología, se me ocurren varias motivaciones: nuestra interpretación androcéntrica para ver lo que queremos y escribir lo que debemos, el interés particular a efecto de cuidar la imagen profesional no abordando aquellos temas que pueden implicar un conflicto con algún sector empoderado de la población de estudio o bien al momento de rendir cuentas en nuestro propio contexto (a las universidades, los organismos internacionales y gubernamentales); también los pocos elementos que tenemos para abordar situaciones como la violencia y subordinación contra las mujeres en contextos culturales específicos, quizás la falta de comunicación entre colegas y de la posibilidad de atrevernos a tratar lo prohibido y protegido hasta entonces; o existirán otras que escapen a mi análisis.


Notas finales para una Discusión: Ética y responsabilidad antropológica
Las situaciones vividas por las mujeres ngäbe, de las cuales apenas he hecho una breve mención, se han sabido y conocido desde hace tiempo, al igual que las reproducidas en nuestra propia cultura y que no son sino recientemente que se vienen a evidenciar y cuestionar. En cualquiera de los casos, tales prácticas se han dejado pasar, ignorándolas u minimizándolas, con la justificación del "respeto" a la cultura y a las diferencias, o bien porque son consideradas de naturaleza privada o íntima, razones todas que han posibilitado permanezcan al margen de ser confrontadas. No obstante, es difícil aceptar un supuesto respeto, bajo el cual se ocultan acontecimientos y valores socioculturales que denigran o deterioran la dignidad humana de las personas, máxime si las mismas inhiben sus necesidades básicas de seguridad (personales, comunitarias, del medio ambiente, económicas y políticas), limitando directamente las posibilidades de elección al destruir su salud y erosionar su autoconfianza y autoestima.

En ese sentido, desde la práctica antropológica la no-intervención o invisibilización de factores socioculturales que atenten contra la vida humana, resulta una forma de complicidad para perpetuar o legitimar prácticas violatorias de los derechos humanos, como lo son el maltrato a las personas, la discriminación étnica, racial y genérica y la violencia, en sus distintas expresiones.

Ha de ser consecuente con la práctica antropológica dar cuenta de las distintas manifestaciones y normas culturales, según los hechos observables y no a partir de una selección parcializada, motivada por estereotipos, perjuicios o intereses particulares. Considero que debe ponderar una ética responsable, con la cual exista la obligatoriedad de dar razón de aquel tipo de creencias y valores que amenazan y denigran la vida de otras(os), en este sentido ha de prevalecer un principio que defienda la vida y los derechos humanos de las personas.

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CUANDO LAS LAPAS SE FUERON DE CARTAGO

María Martha Durán

"Héroe" (Fragmento)

El traslado de los aborígenes
a Buenos Aires
trajo muerte y desgracia,
la voz de la alarma despertó
a toda la comarca.
Los blancos llegaban con armas
que vomitaban fuego,
y mataban de lejos
mujeres, hombres,
niños y viejos.
Los indígenas aprendieron
que su libertad se había ido
que ya no podrían vivir
como su pasado idilio.
En esos momentos
surge de la selva Pablo Presbere
y en su pecho palpitando,
un corazón rebelde,
a su pueblo defendería,
aunque le costara la muerte.
Pablo con gran valentía
organizaba a su pueblo
porque pasara lo que pasara,
a su gran Talamanca
no acabarían.
El 4 de julio de 1710
Pablo Presbere fue ejecutado
muriendo por el pueblo
con gran heroísmo
y sin temor demostrado.

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Costarricenses conocen poco sobre Pueblos Indígenas

Los hallazgos del estudio se presentaron por Rigoberto Astorga, Oficial de Programas UNICEF Costa Rica e Irma Sandoval, de la UNA.

San José, 30 de noviembre 2007 - La mayoría de los costarricenses conocen poco acerca de las personas y de los pueblos indígenas del país; sin embargo, reconocen que ellos son discriminados y valoran positivamente la relación de armonía que establecen con la naturaleza, su conocimiento sobre medicina natural y el respeto por sus ancianos.
La señora Elizabeth Ramírez, Vice Rectora de acción social de la UNA, Dora Sequeira, Directora Ejecutiva del Museo del Banco Central y Seija Toro, Representante de UNCIEF Costa Rica inauguraron la presentación.Tal es la conclusión general del documento CONOCIMIENTOS Y PERCEPCIONES DE LA POBLACIÓN SOBRE LOS PUEBLOS INDÍGENAS EN COSTA RICA, primero de una serie de estudios que sobre los pueblos indígenas que realizarán UNICEF y el Instituto de Estudios en Población de la Universidad Nacional (IDESPO-UNA), en el marco de un convenio de cooperación para contribuir con la disminución de los prejuicios y la discriminación contra los pueblos y personas indígenas. Además, las organizaciones buscan informar sobre sus derechos, cultura y realidad como personas y como pueblo.

Unos Hallazgos del estudio
En el imaginario costarricense predomina la imagen de la persona indígena reconocida principalmente por sus costumbres; así lo consideró el 28% de las personas entrevistadas en abril 2007; en segundo lugar, se les asocia con personas humildes y tímidas (20%) y en tercer lugar, se les asocia directamente con la pobreza (13%).
Los datos del concuerdan con las percepciones que tienen las personas entrevistadas en la encuesta de noviembre 2006, donde a las personas indígenas se las percibe como un grupo de población excluido y sin oportunidades. Un 66% de las personas entrevistadas telefónicamente y un 73% de la encuesta personal así lo manifestaron.
Los hallazgos del estudio se presentaron por Rigoberto Astorga, Oficial de Programas UNICEF Costa Rica e Irma Sandoval, de la UNA. Entre los datos más relevadores resalta que las personas entrevistadas consideran que existe discriminación hacia la población indígena. Los porcentajes son elevados: lo afirma así un 83% de las personas entrevistadas telefónicamente y un 85% de las personas entrevistadas personalmente.

Entre las personas que consideran que sí existe discriminación hacia los indígenas, la principal razón se encuentra relacionada con la “falta de apoyo del gobierno y de las instituciones” (43%), seguido por el irrespeto que existe hacia los derechos de estas poblaciones (33%).
Alrededor del 87% en ambas encuestas estuvieron muy de acuerdo o de acuerdo con que los niños y niñas indígenas aprendan en primer lugar su idioma, lo mismo que en su educación se incluya la cultura y costumbres. Esta situación muestra el apoyo de las personas entrevistadas hacia la reivindicación de la cultura indígena desde el sistema educativo.
Una gran mayoría, 2 de cada 3, considera que los tópicos acerca de la población indígenas que se deberían incluir en la educación deberían relacionarse con aspectos socioculturales, principalmente sus costumbres. Otros temas se relacionan con las condiciones socioeconómicas y legales, sus actividades económicas y técnicas de cultivo.
En América Latina habitan más de 40 millones de personas indígenas que hablan más de 400 idiomas diferentes. De ellos, el 50 por ciento son menores de edad. Aunque representan un grupo importante de población siguen siendo víctimas de la exclusión y la discriminación.
“En el estudio, queda como hallazgo final, la imprescindible necesidad de iniciar el camino hacia la interculturalidad, como dinámica social, como tarea de gobierno y como política de Estado, que posibilite plantearse políticas diferentes, de acuerdo a las realidades y culturas. Así apuntamos a la construcción de sociedades más incluyentes, donde el diálogo intercultural y la diferencia entre las personas se reconoscan como riqueza colectiva,” destacó Seija Toro, Representante de UNICEF Costa Rica.
Para contribuir a eliminar esta barrera, UNICEF e IDESPO-UNA realizaron dos sondeos de opinión acerca del conocimiento y las percepciones que poseen los y las costarricenses no indígenas sobre los pueblos indígenas, cuya reflexión final concuerde con el hecho que no es posible construir un país integrado, inclusivo y con oportunidades en igualdad de condiciones para todos y todas, mientras no se conozcan y reconozcan el diálogo intercultural, a las personas y pueblos indígenas, a la población afrodescendiente y a otras poblaciones que integran la sociedad pluricultural costarricense.

Para mayor información
Xinia Miranda, xmiranda@unicef.org, UNICEF Costa Rica
Michael Marín, mimartin@unicef.org, UNICEF Costa Rica
Maribelle Quirós, mquiros@una.ac.cr, UNA Comunicación

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3/11/08

Tradición Indígena: LA SECA DEL RIO

Esta es una actividad realizada tanto por Bríbris como por Cabécares.
La actividad se realiza durante todo el año pero especialmente en la estación seca, es una actividad familiar. Se realizaban ancestralmente juntas o actividades colectivas para secar un brazo del río para pescar. Se pesca con anzuelos, con pequeñas redes y mediante estas secas. La práctica de utilizar leche de árboles como jabillo o gavilán está casi extinta.
No existen restricciones sobre la pesca ya que según el conocimiento ancestral estos animales no le ayudaron a Sibú a construir su casa o sea el Universo. En todo caso, está claro que el pescador no debe abusar de la pesca, ni dejar peces heridos pues corre el riesgo de ser castigado por Dualkö o el dueño de los animales.
Ancestralmente había normas como la alimentación, por ejemplo, antes de ir a pescar, no comer alimentos suaves como el pejibaye o palmito porque los peces se escapan fácilmente. Hay restricciones para comer chile porque ahuyenta a los peces. También si una mujer está embarazada o con la menstruación, está impura y se le prohíbe participar en la seca del río, pues la pesca sería escasa.

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